La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) alertó este martes que la brecha educativa es crítica entre la población refugiada y adelantó que es posible que dos tercios de sus jóvenes nunca lleguen a recibir educación secundaria.
Datos relevados por Acnur en 40 países indican que la tasa de matriculación en el ciclo 2019-2020 entre refugiados estudiantes de secundaria era del 34%.
Por ello, la Acnur pidió a la comunidad internacional realizar un esfuerzo adicional para garantizar que estos jóvenes puedan acceder no solo a la educación secundaria, sino también a la universitaria, pues los niveles de matriculación «siguen siendo críticamente bajos».
«Los recientes avances en la matriculación escolar de niños y jóvenes refugiados están ahora amenazados. Enfrentarse a este desafío requiere un esfuerzo masivo y coordinado, y es una tarea que no podemos permitirnos eludir», dijo el director del Acnur, Filippo Grandi, citado por la agencia de noticias Europa Press.
«La escuela secundaria debe ser una etapa de crecimiento, desarrollo y oportunidades. Aumenta las perspectivas laborales, la salud, la independencia y el liderazgo de los jóvenes vulnerables, y es menos probable que se vean presionados a someterse al trabajo infantil», explicó la Acnur.
Estas demandas de esta oficina de Naciones Unidas integran su reciente informe sobre educación, «Manteniendo el rumbo: los desafíos que enfrenta la educación de los refugiados», un documento que relata las historias de algunos de estos jóvenes «que intentan seguir aprendiendo en una era de trastornos sin precedentes causados por la pandemia de Covid-19».
La Acnur apunta a todos aquellos estados que reciben a un gran número de personas desplazadas para que garanticen el derecho a la educación de todos los menores de edad, sobre todo aquellos en situación de exclusión social y se aseguren de que formen parte del sistema y los planes de estudio nacionales.
Sin embargo, reconoce que los sistemas educativos de todos estos países con mayor número de personas refugiadas necesitan asistencia para desarrollar en mayor medida su sistema educativo, lo que significa más escuelas, materiales de aprendizaje adecuados, inversión en tecnología para acortar la brecha digital y capacitación de sus profesores y profesionales.
La ONU mostró que entre marzo de 2019 y marzo de 2020 la tasa de matriculación en educación primaria entre los menores refugiados es del 68%, mientras que en educación superior creció hasta superar el 5%, dos puntos más que el año anterior.
Aunque se trata de una ligera suba, la Acnur destaca que representa «un cambio transformador para miles de refugiados y sus comunidades», pues «es un aumento que también ofrece esperanza y aliento a los refugiados más jóvenes que enfrentan enormes desafíos para acceder a la educación».
La agencia apunta que estas cifras no solo siguen siendo bajas en comparación con las mundiales, sino que tampoco suponen un aumento «importante» en relación a los niveles de educación secundaria.
En caso de seguir así, Naciones Unidas alerta que el objetivo fijado para 2030 de lograr la matriculación en educación secundaria de un 15% entre los jóvenes desplazados «seguirá fuera del alcance».