Fuentes consultadas por Servimedia recomendaron estar alerta ante “fallos prematuros” que pueden producirse y que requieren ser “solventados inmediatamente”.
Las señales que alertan de un posible daño son “un fuerte sonido chirriante al conducir”, que se produzcan “sacudidas en el pedal de freno o en el volante” y que al frenar el coche se desplace “hacia un lado”.
Cualquier problema con las pastillas de freno puede suponer un peligro durante la conducción porque son las que aplican presión sobre el rotor de las ruedas para reducir la velocidad en los vehículos.
Al pisar el pedal de freno, se activa el mecanismo que envía el fluido hasta los calibradores para que estos encajen en las pastillas de freno. Esta presión crea suficiente fricción como para reducir la velocidad o detener el coche si es necesario. En el momento en que el rotor se detiene, también se paran las ruedas.
Las pastillas de freno son «un elemento importantísimo para la seguridad”, por lo que los expertos subrayan que deben ser cambiadas por personas con los conocimientos necesarios sobre mecánica.
En el proceso de sustitución, deben quitar los tornillos y extraer la rueda; retirar el muelle de la pinza de freno; desplazar el pistón de la pinza de freno a su posición original con la ayuda de un destornillador grande; quitar los tapones de los tornillos y a continuación los tornillos de la pinza de freno; sacar la pinza de freno; y extraer las pastillas de su alojamiento.
Posteriormente, se colocan las nuevas pastillas en su lugar correspondiente, la del pistón en el alojamiento del pistón y la exterior apoyada en el soporte de las pastillas; se monta la pinza en el soporte de las pastillas de freno; se aprietan los tornillos de la pinza a mano y colocar los tapones; se monta el muelle de la pinza de freno; se coloca la rueda y se vuelven a enroscar los tornillos en cruz. Por último, conviene pisar varias veces el freno para que las pastillas acaben de colocarse en su lugar.