En el informe, titulado ‘Un riesgo neto’, Oxfam Intermón afirma que numerosos Gobiernos y grandes empresas se esconden tras objetivos de absorción de carbono, a los que tacha de “poco fiables, no probados y prácticamente imposibles de poner en práctica”, para reivindicar sus planes de lograr cero emisiones netas de cara a 2050. Al mismo tiempo, asegura que “no están reduciendo sus emisiones con la rapidez o la magnitud necesarias para evitar una debacle climática de consecuencias catastróficas” y califica de “fiebre repentina” los compromisos adquiridos para lograr cero emisiones netas, pues estas dependen de la creación de nuevas extensiones de tierra.
Para limitar el calentamiento global por debajo de los 1,5ºC y evitar así que el cambio climático provoque daños irreversibles, la organización asegura que el mundo debería estar ya en camino de reducir sus emisiones de carbono en un 45 % en 2030 respecto de los niveles de 2010, e incide en la mayor responsabilidad de los principales emisores, de quienes pide que asuman los recortes más drásticos, pues, aseguran, “al ritmo de los planes actuales, solo se lograría una reducción de las emisiones del 1 % de cara a 2030”.
En este sentido, desde Oxfam afirman que la crisis climática ya está causando estragos en la agricultura a nivel mundial, pues agrava las crisis humanitarias, el hambre y las migraciones; e inciden especialmente sobre las personas en situación de pobreza y vulnerabilidad, haciendo especial hincapié en las mujeres agricultoras y los pueblos indígenas.
“Los objetivos de cero emisiones netas de carbono deberían basarse en lograr cero emisiones reales, y para ello es necesario realizar recortes drásticos de las emisiones, abandonando los combustibles fósiles e invirtiendo en energías y cadenas de suministro verdes”, afirmó Jacobo Ocharan, responsable de Justicia Climática de Oxfam Intermón. “Apoyarse en exceso en objetivos para lograr cero emisiones netas permite enmascarar la inacción climática, lo que pone en peligro el futuro de nuestro planeta”, añadió.
“Los esquemas para absorber carbono atmosférico basados en la naturaleza y el uso de la tierra son una parte importante de los esfuerzos por abordar las emisiones globales, pero deben utilizarse con mucha más precaución. No hay tierras suficientes en el mundo para cumplir con los planes actuales. Al contrario, estos esquemas podrían terminar provocando un aumento de los niveles de hambre, acaparamientos de tierra y vulneraciones de los derechos humanos, permitiendo al mismo tiempo que los grandes emisores de gases se escuden en ellos para poder seguir contaminando”, apuntó.
Recientemente, la organización asegura haber mostrado que los precios de los alimentos se han disparado un 40 % en el último año, lo que, según estiman, ha contribuido a que 20 millones de personas más se hayan visto arrastradas a una situación de crisis alimentaria y a que el número de personas que viven en condiciones cercanas a la hambruna se haya multiplicado por seis.
De esta manera, si los métodos para absorber carbono atmosférico basados en el uso de la tierra se utilizaran a gran escala, por ejemplo a través de plantaciones masivas de árboles, podrían provocar un aumento del precio de los alimentos del 80 % para 2050.
Según se acerca la COP de Glasgow de este año, más de 120 países (incluidos Estados Unidos, China y la Unión Europea, que son los principales emisores de gases) han ido prometiendo lograr cero emisiones netas de cara a 2050; promesas que la organización califica de “vagas”, y de las que asegura que “no se apoyan en planes cuantificables”.