Es sorprendente que muchos ciudadanos de países que se consideran mundialmente árabes, teniendo el mismo idioma oficial, con similares costumbres como componente esencial de la misma cultura, tradiciones, forma de vestir, mismos festejos, etc…, nieguen ser árabes. Puedes encontrarte en la República Árabe de Egipto con los antiguos faraones, en el Líbano con los fenicios, y en los países del Magreb con los bereberes. Y personalmente, no niego que muchos quieran arraigarse a pertenecer al linaje de los faraones, fenicios o incluso bereberes, ya que pueden pertenecer a ese linaje siendo árabes.
Sin duda, antes de la llegada de los árabes y la difusión de la cultura árabe-islámica en esos países, existían grandes culturas y civilizaciones, que persisten en el mundo árabe de una forma u otra. Sin negar, que existe otra cultura que también prevalece en estas regiones, que se extendió con la expansión del Islam y que se formó como resultado de la fusión entre ella y todas aquellas civilizaciones, una mezcla étnica y cultural, formando así una cultura multi-tributaria y multiétnica, que es la cultura árabe-islámica.
La cultura árabe-islámica es muy similar a la cultura latina, que reúne a pueblos pertenecientes a diferentes razas y civilizaciones antiguas, como los Incas, Mayas, Aztecas y Mapuches, aparte de los que pertenecen a razas europeas o los que son una mezcla de esos y aquellos. Civilizaciones y culturas que aún están vivas, además del español y el portugués, hay muchos idiomas locales que aún se usan y están vivos en esos países. Pero lo que más me asombra es que a pesar de los muchos latinos que he conocido, nunca me he encontrado con nadie que niegue que es latino, aunque sean sus orígenes más antiguos que la llegada de las lenguas latinas a América, y parece que todo el mundo allí se da cuenta de que la cultura latina actual no es la que trajeron los colonizadores, sino que se ha convertido en una cultura integral que incluye todas aquellas civilizaciones antiguas que contribuyeron a su formación sin negar su existencia.
Negar pertenecer a la cultura árabe no se limita solo a los árabes, también podríamos incluir a los andaluces actuales, que atesorando el pasado islámico de España, muchos de ellos se califican a los antiguos andaluces como musulmanes, negando así que estos andaluces tuvieran una cultura árabe independientemente de que también fueran musulmanes . Sin duda, Andalucía era como todas las demás regiones árabes, con una peculiaridad propia que la distingue de las demás porque la cultura se formó en cada región de acuerdo a diferentes circunstancias. De hecho, estos musulmanes andaluces tenían su propia particularidad y una mayor afinidad con Andalucía, pero ampliemos el paraguas y no neguemos que formaban parte de la civilización árabe-islámica. Por ejemplo, ¿dónde nació Ibn Rushd «Averroes»? y ¿dónde murió? ¿Y dónde nacieron Ibn Arabi, Musa Ibn Maymun «Maimonidis»? y ¿dónde murieron?, etc…Es natural que una persona tenga múltiples identidades, por ejemplo, un francés nacido en Francia pero de origen árabe, pertenece a Francia además de pertenecer a su país árabe, o que el individuo pertenece a una determinada raza con pertenencia al país en el que vive. Exactamente, los árabes pueden pertenecer a civilizaciones y culturas que existían antes del advenimiento de los árabes sin necesidad de negar su afiliación cultural con la civilización árabe-islámica.
La pregunta que surge ahora es ¿por qué los árabes niegan ser árabes?
Puede ser difícil responder a esta pregunta, pero creo que la principal razón de esta negación es el retraso en el mundo árabe en la actualidad. Todos los países del mundo árabe pertenecen al tercer mundo, lo que significa la propagación de la ignorancia, la pobreza y la enfermedad. Esta ignorancia que en algunos países alcanza proporciones grandes y causa muchos problemas y fenómenos negativos. Fenómenos como el terrorismo y la desviación moral, que generalmente se atribuyen a la cultura árabe-islámica. Por otro lado, muchos de los que pertenecen a esta civilización desconocen el pasado brillante de su civilización y qué progreso alcanzó en sus edades de oro y cómo contribuyó, como otras civilizaciones, al avance y desarrollo de la humanidad.
Una persona que se odia a sí misma, a su identidad y a su cultura nunca podrá amar a los demás, y de ahí la importancia de este tema, el orgullo del individuo por todo aquello a lo que pertenece lo lleva inevitablemente a apreciar al otro, apreciar su virtud y disfrutar de la diversidad cultural y artística, lo que indica la grandeza del ser humano que ha sabido desarrollarse y progresar en múltiples e impresionantes formas en diferentes lugares del mundo.