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miércoles, noviembre 27, 2024

CazaLibros: El amante de Lady Chatterlier (o el escándalo de leer libros)

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D.H. Lawrence escribió en 1928 “El amante de Lady Chaterrley”, una obra que estuvo censurada muchos años por su contenido sexual y por hacer pensar a las mujeres que podrían actuar libremente en ése y otros ámbitos (no lo digo yo, es la afirmación que las autoridades censoras de Inglaterra usaron en el juicio al que sometieron la obra por “obscena”).

El título no deja lugar a dudas sobre su sinopsis: hay una dama que tiene un amante. Esto tan básico puede hacer que aquellos lectores reacios a leer novela romántica no se acerquen a la obra por miedo a encontrarse pasajes edulcorados o demasiadas promesas de amor verdadero (yo me incluía en este grupo, hasta que finalmente me animé a leerla).

Desde el momento en que empiezas con ella, te encuentras un lenguaje que considera que la libertad es la base de todo ser humano.

La protagonista (la futura Lady Chatterley) es una mujer que creció en el seno de una familia muy liberal. Sus padres la han criado a ella y a su  hermana con la loca idea (para la época) de  que podían estudiar en la universidad para algo más que para encontrar marido, que podían ejercer una profesión y que podían vivir su sexualidad incluso antes de pasar por el altar católico y apostólico.

Cuando conoce a Lord Chatterley, él es conocedor de su vida sexual activa y la alaba por ello. Se aman y respetan. Se casan y son felices hasta que la guerra acaba por perturbar el matrimonio bien avenido. Él quedará parapléjico y ella no soporta la idea de divorciarse y casarse con otro hombre porque lo suyo es un matrimonio por amor.

Un día Lord Chatterley le dice a su mujer que la nota triste y la invita a vivir la vida como ella buenamente crea conveniente, es decir, le da la opción de tener amantes si ella así lo elije, dado que con él no podrá volver a mantener relaciones sexuales. Ella, al principio reacia, encuentra “varias opciones” a considerar, digamoslo así, y al final, las aprovecha.

Pero, el marido va  más allá, y otro día le dice que quiere tener un heredero que lleve su nombre y que se haga cargo de la finca familiar cuando él falte. Así que le pide a su mujer que piense la posibilidad de elegir una “padre” para su hijo.

Todo esto se va desenvolviendo en un ambiente natural, las conversaciones, los debates entre marido y mujer son tan elegantes que dejan fuera cualquier lenguaje tipico de un “patri o matriarcado”.

D.H. Lawerence consigue hacerte creer en la posiblidad de que hablando se entiende la gente, de que la cultura y la educación abre puertas y muestra caminos que no pensabas que estuvieran a tu alcance.

Las escenas eróticas entre Lady Chatterley y sus amantes son de un gusto literario maravilloso, nada de pornografía, como lo acusaban sus censores.

Una cosa que me ha llamado la atención, sobre el modo en que está escrita la obra, radica en que leemos la historia desde varias voces, desde la persepectiva de todos sus personajes, lo que facilita la posibilidad del lector de conocer y comprender lo que está pasando.

“El amante de Lady Chaterrley” es un clásico de la literatura que puedes encontrar en todas las listas de libros que hay que leer, y no me extraña que así sea. Es una historia para aprender y disfrutar. Para debatir y estudiar. Una de esas novelas que no te da vergüenza reconocer que has leído.

Sobre el autor

D. H. Lawrence (Inglaterra 1885 – Francia 1930) fue un escritor inglés, autor de novelas, cuentos, poemas, obras de teatro, ensayos, libros de viaje, pinturas, traducciones, y críticas literarias.

 

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