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Microrrelatos

Litio kilómetro 0

Litio kilómetro 0

Ismael cogió su bici eléctrica para volver a casa tras la manifestación contra la mina de litio. Era un despropósito, una mina de litio a cielo abierto a escasos 20 kilómetros de la ciudad, en un paraje protegido donde anidaba la avutarda común. Por supuesto, Ismael solo conducía su coche hibrido para desplazamientos largos, en la ciudad siempre usaba su bicicleta. Antes de ir a casa, se pasó por la tienda bio para retirar su lote de productos ecológicos de kilómetro cero, es cierto que eran mas caros, pero Ismael estaba muy concienciado con el medio ambiente y abogaba por una economía de proximidad. Él tenía un buen trabajo como funcionario que le permitía pagar esos euros adicionales por consumir productos locales de agricultura ecológica. Una vez realizada la compra, fue al gimnasio, según su rutinaria costumbre. Era importante mantener el cuerpo sano, pues su trabajo de despacho, de 9 a 3, le afectaba las articulaciones. Después se fue a recoger a su hijo Hugo de las actividades extraescolares, en el selecto centro del método Montessori. Pero, por el camino, se encontró a su amigo Pablo, al que hacia años que no veía. Juntos, fueron a tomar un café. Ismael lo pidió cortado con leche de soja y sacarina, Pablo solo y sin azúcar.

 

—Bueno, Pablo, cuéntame qué ha sido de tu vida en estos años.

 

—Pues ya ves, tío, me fui de voluntario a Chile con una ONG. Estuve en la zona del Salar de Atacama, allí los mineros trabajan de forma muy precaria, extrayendo litio. La empresa explotadora pertenece a la familia de Pinochet, que privatizo las minas durante la dictadura. En concreto, es su yerno quien la controla. Allí trabajan hasta niños en condiciones espantosas. Sabes, es muy fuerte lo que pasa, ahora el litio está considerado un mineral estratégico, el oro blanco lo llaman, la demanda de baterías se ha disparado y se prevé que lo haga aún más, con el boom de los vehículos eléctricos. Mucha gente no sabe que producir las baterías de su coche deja una huella de carbono muy superior a la de la gasolina que consumiría el vehículo en veinte años.

 

—No me digas ¿Cómo es posible?

 

—El litio va de Chile a Estados Unidos para ser procesado, después se envía a Corea del Sur, donde se fabrican las baterías, de ahí al país donde se monte el  vehículo, que puede ser Alemania o de nuevo Estados Unidos y luego al lugar en el que se comercialice. Una locura. Y lo más alucinante es que muchos de esos que se llaman ecologistas estaban hoy manifestándose contra la explotación del litio que tenemos aquí, a veinte kilómetros. Te imaginas, cuando el proyecto lo que pretende es que se procese aquí mismo y montar una fabrica de baterías en la ciudad. Yo no lo entiendo ¿Y tú?

 

Ismael puso disimuladamente su móvil de última generación, fabricado con coltán del Congo y batería de litio chileno, tapando el panfleto de papel reciclado y tinta ecológica que le habían dado en la mani.

 

—Lo siento Pablo, se me hace tarde, tengo que recoger a mi hijo. Ha sido un gusto verte a ver si nos llamamos un día de estos.

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