El líder del partido religioso israelí Yamina, Naftali Bennett, anunció este domingo un acuerdo para negociar la formación de un gobierno de coalición que incluye al partido centrista Yesh Atid y que tiene como principal objetivo desplazar del poder al primer ministro Benjamin Netanyahu, del partido conservador Likud.
Las negociaciones deberán concretarse antes del 2 de junio, día en que expira el mandato de Netanyahu, el premier más longevo del país, con 12 años en el poder, y el primero en enfrentar cargos penales durante su mandato, por corrupción, fraude y abuso de confianza.
Si las negociaciones entre Yamina y Yesh Atid se concretan, la propuesta de Netanyahu de formar un gobierno con los partidos Nueva Esperanza y el propio Yamina, y que lo habilitaría a permanecer en el poder, sería inviable.
Tras una reunión celebrada este domingo con su partido, Bennett aseguró que Netanyahu no tiene posibilidades de formar un gobierno de derecha, y enfatizó: «Es una absoluta mentira».
Para el líder de Yamina las opciones son o celebrar las quintas elecciones seguidas desde abril de 2019 o un gobierno del «bloque del cambio» que incluye al amplio arco opositor a Netanyahu.
Por ese motivo, Bennett anticipó que trabaja para formar un gobierno de unidad con el líder del partido centrista Yesh Atid, Yair Lapid.
«Haré todo lo posible para formar un gobierno de unidad con mi amigo Yair Lapid» para poner fin al gobierno de Netanyahu, el más largo de la historia del Estado de Israel, declaró Bennett.
Lapid, por su parte, confirmó que los negociadores de ambos partidos se reunirán para reanudar formalmente las negociaciones para formar gobierno.
Tras las declaraciones de Bennett, Netanyahu denunció que su rival está poniendo en marcha «la estafa del siglo».
«Nadie te habría votado si hubieran sabido que lo que harías», reprochó el premier y calificó al eventual futuro gobierno como un «gobierno de debilidad» que perjudicará la capacidad de disuasión de Israel, según la agencia de noticias Europa Press.
«Dijo en la campaña electoral que no apoyaría a Lapid, que es un hombre de derecha, apegado a sus valores; Naftali, tus valores tienen el peso de una pluma», criticó Netanyahu, según la agencia ANSA.
En la misma línea, sentenció: «Es escandaloso que con seis escaños puedas convertirte en primer ministro. Los israelíes que me eligieron con dos millones y medio de votos me querían como primer ministro».
Además, acusó a Bennett de tener como único objetivo ser primer ministro y desmintió su afirmación sobre la ausencia de opciones para formar un gobierno de derecha.
El premier reiteró la propuesta lanzada esta misma mañana para formar un gobierno con Nueva Esperanza y Yamina.
Esta coalición que propone «para salvar al Estado de Israel» contempla un año de gobierno en manos de Saar, seguido por Netanyahu y luego por Bennett.
Con esta alternativa, Netanyahu sería el segundo de tres primeros ministros rotativos con el líder de Nueva Esperanza, Gideon Saar, como primer jefe del gobierno y con Bennett como tercero.
Pero Saar ya había rechazado la propuesta hoy mismo y Bennett ni siquiera había respondido.
«Nuestra postura y compromiso no han cambiado: poner fin al gobierno de Netanyahu», tuiteó Saar.
Netanyahu igualmente aseguró que tiene el compromiso de apoyo de varios diputados de partidos rivales como primer ministro una vez expire el mandato para formar gobierno otorgado a Lapid, el próximo miércoles.
Ambas propuestas de gobierno, que repiten actores, comenzaron a gestarse luego que Netanyahu no consiguiera las 61 bancas necesarias en el parlamento, tras ganar la primera minoría en las últimas elecciones, con 30 escaños.
El presidente Reuven Rivlin concedió entonces al centrista Lapid un plazo para formar gobierno que estará vigente hasta las 23.59 del próximo miércoles.
Pero esas negociaciones, que ahora recuperaron el ritmo frenético, se habían congelado con la escalada militar entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamas en la Franja de Gaza y la explosión de protestas, represión policial y militar y choques violentos dentro del territorio israelí y los territorios palestinos ocupados.
El 21 de este mes, tras 11 días de enfrentamientos entre Hamas, en el poder en Gaza, y el Ejército israelí, por las tensiones en Jerusalén este y los choques en ciudades «mixtas» de Israel, la idea de un «gobierno de unión nacional» volvió a la palestra y con un clima un poco más calmo dentro de Israel, se retomaron las negociaciones.
«Llegó el momento para un nuevo gobierno; se trata de una oportunidad histórica para romper las barreras que dividen a la sociedad israelí, para unir a los religiosos y los laicos, la izquierda, la derecha y el centro», dijo Lapid a mediados de mayo.
Para ese gobierno de unión, Lapid debe conseguir el apoyo de 61 de los 120 diputados de la Kneset, el parlamento israelí. Hasta esta mañana contaba con el apoyo de la izquierda, del centro y de dos formaciones de derecha, que sumaban en total 51 diputados; el apoyo de Bennet sumaría siete escaños más, y quedaría convencer a los diputados árabes.
Si el campo anti-Netanyahu no consigue formar un gobierno, 61 diputados podrán pedir al presidente que designe, para un último intento, a un parlamentario de su elección, que podría ser Netanyahu, Lapid, Bennett u otro.
Si esta opción también fracasa, la Kneset se disolvería y el país celebraría sus quintas elecciones en poco más de dos años.