La Esclerosis Múltiple es una enfermedad crónica y autoinmune. El sistema inmunitario comienza a funcionar mal y ataca al sistema nervioso central (cerebro y médula espinal), lo que produce lesiones neurológicas para siempre. La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que aproximadamente entre 50.000 y 55.000 personas en España padecen esta enfermedad, de la que cada año se diagnostican unos 2.000 nuevos casos. El 70% de los nuevos casos se diagnostican en personas de entre 20 y 40 años, aunque puede debutar a cualquier edad. Una de las particularidades de esta patología es que afecta a gente joven, entre 20 y 40 años, convirtiéndose en la principal causa de discapacidad no traumática más común en esta edad, según señalan los expertos en neurología. Además, son las mujeres las que salen peor paradas porque la esclerosis múltiple es entre 2 y 3 veces más frecuente entre ellas.
“La esclerosis múltiple es una enfermedad con un alto impacto personal, social y sanitario por su frecuencia, su tendencia a producir discapacidad, su repercusión laboral y por las necesidades de cuidados y tratamientos que conlleva”, señala el doctor Miguel Ángel Llaneza, Coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Desmielinizantes de la Sociedad Española de Neurología.
“Al menos el 50% de los pacientes tienen una considerable afectación de su calidad de vida y el 80% del coste socioeconómico de esta enfermedad (más de 9.000 millones de euros anuales en Europa) está relacionado precisamente con estos diferentes grados de discapacidad que la enfermedad”, señala el doctor.
Aunque todavía queda mucho camino por andar en el conocimiento de la esclerosis múltiple, las cosas han cambiado mucho y para mejor para los pacientes. Tal y como cuenta el especialista, «afortunadamente en los últimos 25 años se han aprobado numerosos tratamientos que han aumentado la esperanza de vida de los pacientes hasta casi asemejarla a la del resto de la población, además de mejorar su calidad de vida gracias a la capacidad de estos fármacos para modificar el curso evolutivo natural de la enfermedad y la acumulación de discapacidad».
En el 90% de los casos la esclerosis múltiple produce episodios de disfunción neurológica llamados brotes. Pueden durar desde días a semanas, y algunas veces remiten totalmente, pero en otras ocasiones su desaparición es sólo parcial. La esclerosis múltiple tiene dos formas de manifestarse:
Por un lado, las formas de esclerosis que cursan en brotes, denominada esclerosis múltiple recurrente-remitente. “Son aquellos pacientes que tienen un brote, un ataque, una crisis aguda, y luego se recuperan, bien parcial o bien totalmente. Después pasan tiempo sin síntomas hasta que se vuelve a desatar otra crisis, pasado un tiempo, y así sucesivamente”.
El otro grupo son las formas progresivas, entre las que se distinguen dos, la esclerosis múltiple primaria progresiva, aquella en la que desde el inicio de la enfermedad no hay brotes, sino que el paciente empeora progresivamente.
Y la otra forma son las secundarias progresivas que son la evolución de las formas en brotes, es decir, con el tiempo tienden a disminuir el número de brotes hasta que desaparecen, pero comienza a haber un empeoramiento progresivo. «Por esa razón es tan importante la detección precoz de esta enfermedad ya que la utilización temprana y adecuada de los recursos terapéuticos disponibles es un factor esencial para mejorar el pronóstico de los pacientes. Actualmente en España hay una demora en el diagnóstico de uno a dos años, por lo que aún hay margen de mejora», señala Llaneza.