El lema de esta iniciativa es ‘Calles para la vida’ y la ONU aboga por establecer límites de velocidad de 30 km/h en las calles donde se mezclen automóviles y personas con el fin de evitar accidentes mortales de tráfico y fomentar la actividad física, pues la seguridad urbana anima a caminar o ir en bicicleta.
España cuenta con ese límite urbano a 30 km/h en las calles de un único carril por sentido desde el pasado 11 de mayo, cuando entró en vigor un real decreto del Gobierno en este sentido.
En el marco de la Semana Mundial, la ONU promueve una carta abierta en la que señala, según pudo comprobar Servimedia, que los límites de velocidad bajos son «esenciales y urgentes» porque salvan vidas, contribuyen a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y protegen el medio ambiente al «reducir la dependencia del automóvil y permitir un transporte público eficaz, un aire más limpio y menos emisiones de CO2».
Además, bajar el límite a 30 km/h mejora la salud pública al lograr que «camina re ir en bicicleta sean actividades más seguras y accesibles», y también la «equidad social y racial» porque, según la carta abierta «las comunidades minoritarias y con menos ingresos son las más expuestas al tránsito de alta velocidad y a los peligros de la carretera, los riesgos medioambientales y la exclusión social que dicho tránsito provoca».
Los límites bajos, añade la carta abierta, son también «urgentes» para los derechos de las personas con discapacidad, los mayores y las personas vulnerables, así como para los niños y los jóvenes porque «están expuestos a un mayor riesgo en las calles donde viven, disfrutan o acuden al colegio».
Según Naciones Unidas, cada día 3.000 niños y jóvenes fallecen o resultan gravemente heridos en las carreteras del mundo. Un menor atropellado por un coche que circula a 30 km/h puede sobrevivir, mientras que la mayoría muere en una tropello a 80 km/h. «El exceso de velocidad mata», sentencia.
«Ahora es el momento de dar respuesta urgente a este llamamiento a la acción mediante la reducción, el diseño y la implantación de límites de velocidad que sean seguros para todos, en todas partes, dando prioridad a las calles con límites de velocidad bajos en todas las zonas residenciales y en las cercanías de las escuelas», apunta la carta.
DECLARACIÓN DE ESTOCOLMO
Esta iniciativa de Naciones Unidas recoge uno de los principios de la Declaración de Estocolmo, adoptada en febrero de 2020 por delegados de cerca de 140 países en el marco de la III Tercera Conferencia Ministerial Mundial sobre Seguridad Vial.
Esa Declaración aboga por «una velocidad máxima de 30 km/h en zonas donde los usuarios vulnerables de la carretera y los vehículos se mezclan de forma frecuente y planificada, excepto cuando existan pruebas sólidas de que las velocidades más altas son seguras».
«Los esfuerzos por reducir la velocidad tendrán un efecto beneficioso en la calidad del aire y el cambio climático, además de ser vitales para reducir el número de víctimas mortales y heridos por accidentes de tráfico», añade el texto pactado en la capital sueca, donde participó el director general de Tráfico de España, Pere Navarro.
Las anteriores semanas mundiales de las Naciones Unidas para la seguridad vial se dedicaron a los jóvenes (2007), los peatones (2013), los niños (2015), reducir la velocidad (2017) y el liderazgo (2019).