Lo hizo en un acto de campaña en Collado Villalba que coincidió con el aniversario de la Revolución de los Claveles de 1974, que tumbó la dictadura que gobernaba Portugal desde 1933. La efeméride estuvo presente en muchos de los discursos de los intervinientes, todos ellos exhibieron claveles rojos al grito de ‘Sí se puede’ al inicio del acto, y al final del mismo volvió a sonar, por primera vez desde la campaña de las generales de noviembre de 2019, el ‘Bella Ciao’, célebre himno de los partisanos italianos contra Mussolini.
Iglesias comenzó proclamando que el 25 de abril es “un día de orgullo” y que revela que “en el ADN de las democracias europeas está el antifascismo”. Sin embargo, a partir de esta frase habitual en sus discursos, hoy dio un paso más al subrayar que esta genealogía debe recordar a “los equidistantes”, a los que dicen que “ni fascismo ni antifascismo”, que “cada vez que manejan esas posiciones vergonzantes, están insultando a las madres y los padres de todas las democracias europeas».
Una vez establecido el vínculo con la Revolución de los Claveles, muy interesante para Podemos ahora que presenta las elecciones del 4 de mayo como una tesitura entre democracia y fascismo, Iglesias recuperó su mensaje habitual de que “no hay democracia si no hay condiciones materiales para la democracia”; es decir, que sin posibilidad de acceso a la vivienda, o sin educación y sanidad para todos, no se puede hablar de democracia, ni tampoco de libertad.
A partir de este último significante, abanderado por la candidatura del PP e Isabel Díaz Ayuso, él contrapuso que libertad es que haya un equipo en el Gobierno que pelee por un ingreso mínimo vital, y que “si no hay instituciones de lo común, de lo público, no hay libertad”. Según recalcó, desde el origen de las democracias europeas, “ése es el constitucionalismo social”, mientras que “el proyecto del PP es de destrucción de la democracia y la libertad”.
Iglesias instó a sus oyentes a comparar los casos de líderes del PP y Vox con los suyos propios. Del presidente de Vox, Santiago Abascal, dijo que “fue alimentado por los chiringuitos de Esperanza Aguirre”; del del PP, Pablo Casado, que “le regalaron la carrera y el máster”; de Ayuso llamó la atención sobre su escasa vida laboral, y de la candidata de Vox, Rocío Monasterio, que “le han regalado la casa” que se construyó sin licencia de arquitecta. Y sentenció: “No saben lo que es el esfuerzo porque se lo han regalado todo”.
En la línea de los días anteriores, aunque acaso con más beligerancia, volvió a acusar a “los fascistas y los que les abren la puerta” de que “por eso odian la democracia” y “no pueden soportar que la gente que se esfuerza, que no le han regalado nada, esté en las instituciones”; porque lo quieren todo para ellos” y que “disfrutar la vida sea un privilegio de los ricos”.
FRENTE AL PSOE Y MÁS MADRID
En la parte final de su discurso, Iglesias culminó la tendencia, ya apuntada en el mitin de ayer y en las intervenciones que le precedieron en Collado Villalba, a romper la suerte de Santísima Trinidad, tres partidos en uno, que en la primera semana de la campaña le habían llevado a pedir a las clases trabajadoras que acudieran a las urnas, sin reclamar específicamente el voto para Unidas Podemos por delante del PSOE y Más Madrid.
Hoy, Iglesias ironizó que “qué casualidad que fueran los ministros de Unidas Podemos los que dieran la respuesta institucional al fascismo”, al ser los de Igualdad y Derechos Sociales, y no ninguno del PSOE, los que denunciaron ante la Junta Electoral y los tribunales el cartel de Vox que comparaba el coste de mantenimiento mensual de los menores extranjeros no acompañados con la cuantía de algunas pensiones”.
“Y qué casualidad que fuéramos nosotros los primeros en levantarnos de la mesa”, añadió en referencia al debate del viernes en la Cadena Ser, del que se marchó ante la negativa de Monasterio a rectificar su escepticismo sobre la veracidad de la carta-amenaza que llegó al Ministerio de Justicia dirigida a Iglesias, con cuatro balas de fusil de asalto en su interior.
Ayer, el líder de Podemos ya dejó caer que los candidatos del PSOE y Más Madrid, Ángel Gabilondo y Mónica García, se marcharon de la emisora hora y media más tarde y ante los consejos de sus asesores por el supuesto clamor que corría por las redes sociales; pero lo hizo en el marco de una exhibición de humildad al decir que había sido la gente, y no él, quien había consagrado el entusiasmo antifascista. Hoy, la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, que habló justo antes que el candidato, les reprochó expresamente esa hora y media de demora.
Iglesias aun tuvo un último mensaje velado a sus rivales de izquierda al advertir de que con el PP “no basta con ganarles las elecciones”, sino que hay que “hacer lo contrario de lo que se ha hecho en estos 25 años”, porque, si no, dentro de dos años, en las nuevas elecciones, “volveremos a perder”. En obvio contraste con Gabilondo, reticente a subir los impuestos a las grandes rentas y patrimonios, se preguntó cómo un Gobierno de izquierdas no va a exigir a “una minoría de privilegiados” que cumplan la progresividad fiscal que sanciona la Constitución, y cómo, si no lo hace, “vamos a conseguir que nos vuelvan a votar dentro de dos años”.