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domingo, diciembre 22, 2024

Cuando deshumanizamos al otro

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Ahmed Ramzy
Ahmed Ramzy
Ahmed Ramzy nació en El Cairo (Egipto) en 1979. Licenciado en Filología Española en la Facultad de Al Alsun, Universidad de Ain Shams (2001) y diplomado en Historia de Egipto, en El Cairo. Es guía turístico autónomo en su país desde hace más de veinte años. Autor del libro” El Puente” publicado por Editorial Circulo Rojo en Dic. 2018.

En el marco de mi interés general por el tema de Oriente – Occidente y el diálogo intercultural, siempre me ha parecido que deshumanizar al otro es uno de los fenómenos más peligrosos relacionados con esta materia. Deshumanizar al otro, en muchos casos, suele ser la puerta de entrada a la violencia y al peligro de forma exponencial. Cabe señalar, que este fenómeno es practicado en múltiples estratos de la sociedad, la mayoría de las veces, de forma subconsciente por amplios sectores incluso por personas más abiertas de mente, tolerantes y cultas. Por ello, dedico mi artículo a este tema, esperando cubrirlo y deseando explicarlo lo máximo posible.
Deshumanizar al otro suele comenzar por considerar al grupo al que pertenece, este otro, como un grupo monolito. Esto significa que todos sus miembros son similares, pero entendiendo que su similitud puede llegar al punto de congruencia, por lo que no habría diferencias entre uno y otro, siendo al final todos iguales.
La diferencia y la diversidad es el canon de la creación. Y es natural que en todo grupo humano existan diferencias; como es el caso entre los seres humanos en general. Por lo tanto, considerar a un grupo humano como grupo monolito es un paso para quitarle su humanidad y considerarlo una excepción a lo familiar.
Podría suceder, lo que llamamos el fenómeno de la generalización que todos los miembros de un grupo fueran estigmatizados por lo que hicieron una minoría de sus miembros, prevaleciendo los malos actos sobre todo el grupo y conduciendo en última instancia a la demonización de ese grupo por completo. Con esto, se produciría una total y completa remoción de la humanidad posiblemente dando paso a signos de violencia o racismo.
El ejemplo más claro lo pudimos ver, durante la Segunda Guerra Mundial, en la figura de Hitler que estigmatizó a ciertas minorías étnicas y realizó crímenes atroces contra ellas.
¿Quién de nosotros no generaliza de vez en cuando sobre otros, ya sean de diferentes grupos étnicos, religiosos, nacionales o incluso regionales? ¿Qué pensamos la mayoría de las veces cuando leemos un artículo de un hombre que mató o torturó a su esposa, y se menciona el nombre del criminal llamado Muhammed o Mustafa? Entonces pensamos rápidamente, ahora sabemos la razón, como si los crímenes de género fueran algo normal entre árabes o musulmanes, o incluso algo justificado, aunque el delito sea un delito y el criminal es un criminal en todas las culturas y lugares. ¿Y cuántas veces hemos sentido, mientras estábamos en uno de nuestros viajes turísticos, que estábamos en un gran parque de atracciones o incluso en un circo al mirar a las personas locales que nos rodeaban? ¿eran criaturas diferentes o incluso criaturas menores? En esos momentos felices que disfrutamos en nuestras aventuras como si fuéramos niños, no pensamos ni un segundo en la humanidad de los que vemos en las personas, siempre nos enfocamos en la cáscara e ignoramos la esencia. Nos olvidamos de que la esencia del ser humano siempre ha sido la misma y cuando ignoramos esa verdad significa que nosotros mismos nos estamos alejando de esta esencia.
Lo que ya se ha mencionado nos muestra claramente la peligrosidad de este fenómeno y es imperativo que trabajemos duro para evitar sus consecuencias. Creo que una de las razones más importantes de este fenómeno es el desconocimiento y la solución es simplemente conocernos. Los seres humanos tenemos múltiples culturas, pero estamos unidos por una esencia. Hagamos de esta esencia una base para nuestro proyecto de conocimiento. El conocimiento puede ser directo, hablando y discutiendo entre nosotros, o puede ser leyendo. En uno de los seminarios del novelista egipcio Alaa Al-Aswany, propuso la literatura como una forma de salvar diferencias y conocer pueblos, y yo estoy totalmente de acuerdo con él, justo por eso he escrito mi libro El Puente, publicado en España en diciembre 2018, deseando que sea un puente de dialogo entre Oriente y Occidente. También puedo recordar a grandes escritores como Naguib Mahfuz, Amin Maalouf , Radwa Ashur y Muhsin Al-Ramli que han escrito obras que pueden ayudar para reducir la brecha entre los seres humanos y hacer de la literatura una luz de esperanza para sobrevivir a un mundo que ha sido vencido por la oscuridad.

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