“Ha llegado el momento de actuar y empezar a planear la respuesta a la próxima pandemia”, declaró el director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una rueda de prensa junto al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Y es que los mandatarios están convencidos de que se avecinan otras crisis sanitarias.
El objetivo es aprender de todos los errores y carencias que ha puesto sobre la mesa la Covid-19, como la escasa cooperación internacional, la influencia de la geopolítica o la poca capacidad para reaccionar con rapidez y de forma coordinada.
Sin embargo, este conato de tratado internacional nace, de momento, sin el respaldo de Estados Unidos, China y Rusia, las tres mayores potencias del planeta, aunque el propósito es que cada vez se vayan sumando más estados con sus aportaciones. El proyecto sí cuenta con la firma de Pedro Sánchez (España), Angela Merkel (Alemania) o Emmanuel Macron (Francia).
Y es que para las próximas crisis sanitarias a nivel global “debemos actuar de forma innovadora y diferente”, defendió el director de la OMS, que considera que “este tratado reforzará el Reglamento Sanitario Internacional (RSI) y nos dará un marco de colaboración internacional y una mayor resiliencia contra futuras pandemias”.
Se trata de aplicar los conocimientos y el aprendizaje obtenido de la gestión de la crisis del coronavirus para que los efectos de la próxima pandemia no sean tan devastadores. Una de las principales medidas será una mayor colaboración para que los países tengan capacidad de “investigación y desarrollo sobrevenidos” de vacunas y medicamentos.
“MÁS CONFIANZA”
También pretende crear un clima de “confianza mutua” entre los países bajo el liderazgo de la Asamblea Mundial de la Salud, y que contaría entre sus principios el promover “la salud para todos y la no discriminación”.
Y es que “la Covid-19 ha sido un frío recordatorio de que nadie está seguro hasta que todos lo estemos” y “tenemos que ser capaces de desarrollar, fabricar y distribuir vacunas de forma equitativa”, defendió el doctor Tedros.
Este tratado internacional tendrá, además, una importante carga simbólica; sobre todo, si se tiene en cuenta que los tratados que dieron lugar a la Organización de Naciones Unidas (ONU) se fraguaron tras la Segunda Guerra Mundial. En este caso, el revulsivo para este tratado antipandemias es la crisis del coronavirus.
Para el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, “la Covid-19 es más que salud. Ha tenido un impacto en todos los frentes y nos ha mostrado una lección importante, que es que ningún continente puede luchar solo contra una pandemia. Necesitamos un enfoque conjunto, del nosotros y no del yo”.
Por tanto, “intentaremos englobar un enfoque que nos permita prevenir y atender las pandemias con un acceso justo a soluciones médicas y poner en marcha sistemas de alertas internacionales que nos permitan investigar al más alto nivel”, agregó.
Asimismo, pidió “más transparencia” y “responsabilidad común” para afrontar los próximos retos sanitarios. “Por eso los líderes se han unido” y, ahora, lo que queda es “convertir la voluntad política en acciones concretas”.
Además de los países ya mencionados, participan en este proyecto de tratado internacional el Consejo Europeo y un total de 24 jefes de estado o de gobierno, entre ellos los de Tailandia, Costa Rica, Reino Unido, Ruanda, Indonesia, Ucrania, Sudáfrica, Grecia, Serbia o Chile. Destaca que, entre los principales países europeos, tampoco se encuentre, de momento, Italia.