La pérdida de glaciares en todo el mundo mejora la descomposición de moléculas complejas de carbono en los ríos, lo que potencialmente contribuye aún más al cambio climático.
Así lo explica un equipo internacional de investigación liderado por la Universidad de Leeds (Reino Unido) en un estudio publicado en la revista ‘Nature Climate Change’.
Los investigadores vincunan por primera vez los ríos de montaña alimentados por glaciares con tasas más altas de descomposición de material vegetal, un proceso importante en el ciclo global del carbono.
A medida que los glaciares de montaña se derriten, el agua se canaliza hacia los ríos aguas abajo. Pero con el calentamiento global acelerando la pérdida de glaciares, esos ecosistemas fluviales tienen temperaturas de agua más cálidas y son menos propensos al flujo de agua variable y al movimiento de sedimentos. Estas condiciones son mucho más favorables para que los hongos se establezcan y crezcan.
Los hongos que viven en estos ríos descomponen materia orgánica como las hojas vegetales y la madera, lo que eventualmente conduce a la liberación de dióxido de carbono en el aire. El proceso -una parte clave del ciclo mundial del carbono de los ríos- se ha medido ahora en 57 ríos en seis cadenas montañosas en todo el mundo, concretamente en Austria, Ecuador, Estados Unidos, Francia, Noruega y Nueva Zelanda.
Según Sarah Fell, de la Facultad de Geografía y Agua de la Universidad de Leeds, apunta que patrones y procesos similares fueron descubiertos en todo el mundo. «Encontramos aumentos en la tasa de descomposición de materia orgánica en los ríos de montaña, lo que luego se puede esperar que conduzca a una mayor liberación de carbono a la atmósfera”, indica.
«Ésta es una forma inesperada de retroalimentación climática, mediante la cual el calentamiento impulsa la pérdida de glaciares, que, a su vez, recicla rápidamente carbono en los ríos antes de que sea devuelto a la atmósfera”, añade.
La retirada de los glaciares de montaña se está acelerando a un ritmo sin precedentes en muchas partes del mundo y se prevé que el cambio climático impulse la continua pérdida de hielo a lo largo del siglo XXI.
Sin embargo, la respuesta de los procesos de los ecosistemas fluviales (como el ciclo de nutrientes y carbono) a la disminución de la cobertura de los glaciares y el papel de la biodiversidad fúngica en la conducción de estos sigue siendo poco entendida.
Dado que el crecimiento de algas y plantas en los ríos alimentados por glaciares se minimiza por la baja temperatura del agua, los canales inestables y los altos niveles de sedimentos finos, la descomposición de la materia vegetal puede ser una fuente importante de combustible para estos ecosistemas acuáticos. En algunas partes del mundo, como Alaska y Nueva Zelanda, los ríos alimentados por glaciares también se extienden a los bosques que proporcionan mayores cantidades de basura de hojas a las cadenas alimentarias de los ríos.
Debido a que la pérdida de glaciares significa menos flujos de agua a través de los ríos y son menos propensos a cambiar de rumbo, se espera que las plantas y árboles junto a la orilla crezcan más en estos hábitats en el futuro, lo que significa que aún más basura de hojas se acumulará en los ríos. Es probable que esto acelere el procesamiento fúngico de carbono en ríos de montaña en todo el mundo incluso más que en la actualidad.
(SERVIMEDIA)