Los tiempos actuales están convulsos. Los políticos no dan con la clave de la solución a la pandemia provocada por el COVID-19 y los científicos y sanitarios tampoco.
¿Cuál es la solución?
El remedio está en conseguir equilibrio y amor para nosotros mismos y para los demás. Solo si estamos equilibrados podremos defendernos adecuadamente del COVID-19. Hemos de emplear todas las herramientas necesarias para resolver esta pandemia.
Meditar es la solución. Que todos aprendan y practiquen, desde los niños hasta los ancianos, para todos es perfecta. Con su práctica aumentamos nuestro campo de fuerza y la protección es mayor, haciéndose más poderoso nuestro sistema inmunológico.
Realmente el ser humano está en un bucle que le impide ver con distancia y conseguir resolver sus problemas.
No conozco ningún caso de meditador habitual que haya sido contagiado por el COVID-19. Esto es una prueba de sus beneficios.
La meditación servirá para mejorar la salud global de la población. Incorporémosla en las escuelas como asignatura y en todos los sitios, empresas y residencias de ancianos, entre otros. Será muy útil tanto para enfrentarnos al actual virus como a posibles futuras enfermedades y pandemias. No se pierde nada probando: ¿No os parece?
Buscad meditadores habituales a ver qué salud tienen: ¡Os sorprenderéis!
Además, la meditación es compatible con todo: medicamentos, vacunas, etc. No digo que se abandone la medicina tradicional de nuestra civilización. Invito a que se complemente con la meditación.
Yo que sí soy un meditador habitual os diré que meditar, además de lo anterior, también es tan placentero que cuando empecéis jamás lo abandonaréis. Meditad y sed felices y gozad de una salud plena.
Ahora es tiempo de creer esto, aceptarlo y aplicarlo. Escuchad a vuestro corazón, él os guiará y os animará a meditar. Seguro.