Lo confieso: a mí me gustan los casinos físicos. Tienen ese “algo” que no sé explicar muy bien y que tantas veces hemos visto en las películas: hombres y mujeres vestidos de gala para jugar a la ruleta, mesas de blackjack y póquer donde te puedes sentar a echar unas cuantas manos, crupieres con su icónico uniforme… siempre he tenido la impresión de que el tiempo se detiene al entrar a un casino físico. Ahora bien, desde que conocí los casinos online, hace ya unos cuantos años (el tiempo no perdona), mi presencia en los físicos se ha ido reduciendo exponencialmente. Y es que, si bien hay cosas que no se pueden replicar online (aunque cada vez menos), lo cierto es que las ventajas empiezan a superar, en mucho, a los inconvenientes.
La inmediatez, el principal aliado de los casinos online
También debo ser sincero, y es que al principio era reticente a la hora de registrarme y jugar en un casino online. Los procesos de registro, añadir fondos y demás pueden ser algo tediosos, pero hay que entender que es algo que se hace por seguridad y que no hay mucha diferencia con lo que se hace en un casino de brick & mortar, que dicen los ingleses, donde te tienen que hacer ficha, recogen tu DNI, etc. Pero, una vez completado este proceso que, al fin y al cabo, solo se hace una vez y es garantía de que el operador dispone del llamado “sello Juego Seguro”, hay que decir que hay algo en lo que un casino online no tiene comparación con uno físico: el acceso inmediato a todo el contenido. Admitámoslo: ¿cuántas veces nos hemos quedado mirando cómo gira la ruleta o una partida de blackjack, sin jugar, porque la mesa estaba llena, no nos atrevíamos porque la apuesta mínima era superior a la que estábamos dispuestos a realizar o, simplemente, nos daba vergüenza? Yo lo reconozco: bastantes. Las primeras veces que uno se sienta, por ejemplo, a una mesa de póquer “real” nos sentimos como extraterrestres, puesto que muchas veces estamos junto a jugadores muy experimentados que nos desplumarán de nuestras fichas antes de que podamos decir “all-in”. Esto no sucede en un casino online, sino que, además, a la gran mayoría de juegos podremos jugar de forma gratuita y de forma prácticamente instantánea… ¡con un clic del ratón o incluso pulsando con un dedo tenemos la posibilidad de unirnos a la partida que nos dé la gana! Y, además, nadie nos impide participar en varias mesas a la vez, algo que, a no ser que seamos como el protagonista de la película Múltiple, resulta imposible en un casino físico.
Tragaperras, casino en vivo… y bonos
Pero también hay algo que los casinos online ofrecen y que es casi imposible de ver en una casa física: los bonos. ¿En cuantos casinos físicos habéis entrado en los que os ofrezcan un bono para jugar al realizar un depósito y podáis, además, probar una de las tropecientas tragaperras que ofrecen en modo gratuito? Ninguno, ¿verdad? Pues esto es práctica habitual en los casinos online y una de las cosas que mejor explica su éxito y popularidad. Además, para los nostálgicos, aparte de todo esto, muchos ofrecen una sección de casino “en vivo” en los que estaremos, literalmente, ante un crupier de verdad que, dependiendo del juego, extraerá la bola, sacará las cartas o enumerará las jugadas gracias a las cámaras que tiene delante… en tiempo real y las 24 horas del día. Una vez hemos visto todo esto, nos resultará muy complicado volver a un casino físico, porque encima podemos jugar en una de estas elegantes mesas, en directo, en pijama desde el salón de nuestra casa. ¿Código de etiqueta? ¿Qué es eso?