Sentimientos de culpa cuando termina una relación.
Cuando una relación termina, a menudo hay una víctima (que se queda) y un verdugo (que se va). No importa cuál de las dos posiciones esté o haya ocupado: ambos tienen algo en común, un sentimiento de culpa.
El significado del sentimiento de culpa es quizás en parte diferente, pero el resultado es el mismo: sufrimiento, bloqueo, imposibilidad de acceso al futuro y a nuevos proyectos.
La culpa de los que se quedan
Tiene un carácter existencial, en el sentido de que está profundamente ligado a la existencia de la persona en cuestión.
Es un sentimiento de culpa hacia uno mismo, más que hacia el otro. La persona siente que ha perdido la fuente de la felicidad y el futuro y que lo ha hecho todo con sus propias manos.
Los que quedan se sienten culpables por su derecho a la felicidad y por la vida que sienten arruinada.
Los sentimientos de culpa de los que se van
Tiene dos facetas de significado: por un lado está el significado más evidente, a saber, el de percibir el malestar por haber generado el sufrimiento del otro.
Sin embargo, el sentido más profundo tiene un sentido existencial: si nos adentramos en las profundidades del sufrimiento que la ruptura provoca en esa persona y en esa existencia: nos enfrentamos sin embargo a una vida que se ha visto desplazada de la nada, con proyectos perdidos, con un futuro incierto y lleno de humo.
¿La solución? Lo mismo para ambos: empoderamiento
Si has terminado la relación: no puedes esconderte detrás del miedo a un futuro que se te muestra aterrador, a disfrutar de una relación aburrida, que ya es la ausencia de un futuro en sí mismo, o al menos seguro de un futuro feliz. Por otro lado, no puedes asumir el dolor y la existencia del otro. Vivir implica elegir y, si bien el proceso no es indoloro, el resultado son nuevas posibilidades.
Te han dejado: no puedes revolcarte en la culpa y atormentarte por seguir reflexionando sobre lo que has hecho mal y lo que has hecho mal para merecer el infierno que estás viviendo, porque la respuesta es que incluso si algo, no lo hiciste tú mismo. No hay soledad en nosotros y no hay faltas unívocas. Si la relación ha terminado, significa que este nosotros ahora se ha convertido en un tú y yo. Sentirse culpable por perder proyectos que ya no eran tuyos, sino solo tuyos, no te ayuda a recuperar el control de tu vida.
Por lo tanto, solo piensa en el pasado, la vida se juega en el futuro. Solo tienes uno disponible y es tu responsabilidad vivirlo al máximo.