Banderas confederadas, símbolos nazis y supremacistas fueron enarbolados durante el asalto al Capitolio que protagonizaron esta semana simpatizantes del presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, en un intento de frustrar la certificación del triunfo presidencial de su rival demócrata.
Por primera vez en la historia del país, la bandera confederada, emblema de los estados sureños secesionistas que defendieron la esclavitud durante la Guerra Civil (1861-1865), flameó en el interior del Congreso estadounidense: la imagen del miércoles que más golpeó a millones de estadounidenses.
«La bandera confederada ha llegado al edificio del Capitolio de los Estados Unidos, algo que no sucedió durante la Guerra Civil», afirmó el historiador político de la Universidad Johns Hopkins, Joseph M. Adelman, en su Twitter.
The Confederate battle flag has reached the United States Capitol building, something that did not happen during the Civil War. https://t.co/8knlrEzCzQ
— Joseph M. Adelman (@jmadelman) January 6, 2021
Emblemas confederados y esclavistas
La fuerza simbólica de este acto es crucial en un país, donde la polémica por la vigencia de los emblemas confederados y esclavistas fue reavivada el pasado año con las multitudinarias protestas contra el racismo y la brutalidad policial del movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan).
Si bien para sus defensores el estandarte representa la herencia y orgullo por sus antepasados, a lo largo del siglo XX fue adoptado como un símbolo de resistencia por grupos supremacistas blancos, lo que reforzó su carácter racista y segregacionista en el país.
Algo que, sin embargo, prefiere desconocer Trump, cuya base electoral está integrada por muchos de estos grupúsculos radicales, como los Proud Boys, presentes en el violento asalto al Congreso, que obligó a las fuerzas de seguridad a cerrar el edificio y suspender durante unas horas la sesión legislativa que proclamó definitivamente a Joe Biden como futuro presidente de Estados Unidos.
Pero la bandera confederada no fue el único símbolo controversial alzado por los adeptos del magnate republicano durante la breve toma del Capitolio.
Símbolos nazi
También blandieron otros pabellones, como el verde de la ficticia República de Kekistán, que imita a la bandera de guerra de la Alemania nazi y representa a la denominada derecha alternativa (Alt-Right) -una corriente de extrema derecha y nacionalista blanca-, y la amarilla de Gadgsen, con una serpiente en el centro y el mensaje «No me pises», asociada originalmente al libertarismo, pero que en los últimos años fue adoptada por el movimiento ultraconservador Tea Party y milicias patrióticas antigubernamentales.
Asimismo, fueron numerosas las banderas de la última campaña electoral republicana, en las que se leía «Trump 2020», y las características gorras rojas con las siglas MAGA, del eslogan trumpista «Make America Great Again» (Hagamos a Estados Unidos grande nuevamente).
La vestimenta de algunos asistentes también daba cuenta de sus intenciones violentas: muchos estaban vestidos con indumentaria militar, cascos, coderas y rodilleras, mientras que otros fueron más explícitos y llevaban remeras negras con el mensaje: «Guerra Civil MAGA, 6 de enero de 2021».
Eslóganes antisemitas
Otros estaban ataviados con camisetas o sudaderas con mensajes antisemitas, como las siglas 6MWE de «6 millions wasn’t enough» (6 millones no fueron suficientes) en referencia al Holocausto judío, o la leyenda «Campo Auschwitz, el trabajo libera«, en referencia al más famoso campo de concentración nazi.
Un lugar protagonista en los disturbios en el Capitolio tuvieron también los símbolos del movimiento ultraderechista QAnon, que defiende teorías conspirativas que van desde la creencia de que Trump salvará al mundo de una red de pedófilos satanistas hasta que las vacunas enferman y se usan para controlar a las masas.
El más destacado referente de este grupo fue uno de sus miembros conocido como Q-Shaman, quien ingresó al recinto con la cara pintada, un gorro con piel y cuernos de búfalo, el torso desnudo y una bandera estadounidense.
Este joven disfrazado con atuendos de la cultura sioux y tatuajes celtas se convirtió en un símbolo viviente del Estados Unidos que desconoce la derrota del multimillonario republicano y parece no tener respeto alguno por las instituciones democráticas y el Estado de derecho.