En estos días en que “vienen los Reyes a adorar al Niño”, quiero recordar un pequeño libro que forma parte de la literatura universal, y que viene acompañando a diferentes generaciones de lectores desde que se publicara en 1943.
“El principito” o “Le Petit Prince”, escrita por Antoine de Saint-Exupéry (Francia, 1900).
Puede que no hayas leído la historia, pero seguro que identificas la portada y que si te enseñan el dibujo que da comienzo a la novela dirás: eso es de El principito. Hay muchas “cosas conocidas” de esta novela que a pesar de no llegar a las 100 páginas hace honor a esa leyenda que se ha venido alimentando sola a lo largo de los años.
El libro puede que esté dirigido a lectores juveniles, pero es de esos que si lo lees en diferentes etapas de tu vida, te va a transmitir distintos mensajes. Por ejemplo, yo recuerdo haberlo leído en el colegio y no enterarme la ironía que refleja al hablar sobre “las personas grandes”. Ahora, leído en mi etapa adulta, he podido disfrutarlo recordando lo que se siente cuando eres niño y comprendiendo los mensajes que el autor seguramente quiso dejar para el público menos juvenil.
Porque “El principito” tiene muchos mensajes, habla sobre la importancia que nos podemos dar a nosotros mismos cuando en realidad no la tenemos; habla sobre la vanidad, la amistad, la soledad. Enriquece la amistad y empodera la comprensión.
La prisa que demuestra El Principito por obtener una respuesta a sus preguntas, se puede confundir con pesadez, pero es solo eso, un niño que quiere saber…una lección más que nos da esta lectura, porque a veces, nuestra prisa de adulto no nos hace ver que tenemos a nuestro lado alguien que ve el mundo por primera vez, alguien que se sirve de nuestros ojos para aprender.
El aviador perdido en el desierto, sin ninguna esperanza por salvar la vida, encuentra a un niño que le recuerda lo que es verdaderamente importante: el hogar. Y le dice cosas como estas:
“… es preciso que soporte dos o tres orugas si quiero conocer a las mariposas”
«no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”
Así que a la pregunta de por qué leer “El Principito”, yo te diría: “eso mismo me pregunté yo” y, me temo que no tengo una respuesta, porque habiéndolo leído sólo se me viene a la cabeza otra pregunta: ¿por qué no lo habré leído antes?
Encontrar la magia no es fácil y menos aún entre las páginas de un libro, pero esta historia invita a soñar…si eres niño, soñarás con viajar a otros planetas y conocer a esos señores tan raros que cuentan estrellas o se creen los reyes de todo….y si eres adulto, te invitará a soñar con que vuelves a ser niño y quieres viajar y conocer esos planetas.
Eso sí, esta no es una lectura para filosofa, es la aventura de un hombre que se encuentra a un niño de otro planeta perdido en el nuestro, que cuando le narra todo lo aprendido hasta llegar aquí, además de hacerle olvidar sus penas le enseña algo muy valioso para el ser humano: aprender a mirar y a escuchar de verdad… que gran reto nos ofrece El Principito ¿no?
Sobre el autor
Antoine de Saint-Exupéry (Lyon, 1900 – en el mar Tirreno, 1944). Novelista y aviador francés; sus experiencias como piloto fueron a menudo su fuente de inspiración. Vivió una infancia feliz aunque perdió a su progenitor a la edad de cuatro años. Estuvo muy ligado a su madre, cuya sensibilidad y cultura lo marcaron profundamente, y con la que mantuvo una voluminosa correspondencia durante toda su vida.
Para más información sobre «El Principito» puedes visitar su web oficial en el siguiente enlace: Web oficial El Principito
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