Bienvenido a mi morada. Entre libremente, por su propia voluntad, y deje parte de la felicidad que trae”
Cuando se cumplen 173 años desde que uno nace y se te sigue recordando, debe ser que hiciste algo bien. El 8 de noviembre de 1847 nacía Bram Stoker en el norte de Dublín (Irlanda), el hombre que cambiaría el mundo literario al engrandecer la figura del vampiro.
Con la llegada de Drácula (1897), las novelas de terror comenzaron a tomar otro sentido. Lo sobrenatural y lo demoníaco cobraron vida.
En esta novela epistolar se recrea con todo lujo de detalles una leyenda europea, esa que habla de un ser que se alimenta de sangre humana para mantenerse joven, fuerte, poderoso e inmortal.
Puede dar la sensación de que se conoce la historia que nos cuenta, porque las múltiples versiones cinematográficas creadas desde que existe el cine y la televisión nos han ayudado en ese propósito. Pero si nos acercamos al original, comprobaremos como hay mucho más que dos señores enfrentados entre sí, uno que chupa sangre y otro que quiere pararlo clavándole una estaca en el corazón.
“…en esta era de iluminación, cuando los hombres no creen lo que ven, la duda de los hombres sabios sería su más grande fortaleza”
La historia comienza con Jonathan Harker llegando a Transilvania para ayudar al Conde a preparar su nueva vida en Inglaterra. Su estancia en el castillo se vuelve una condena a muerte de la que le será difícil escapar. Esta primera parte de resulta tan claustrofóbica y asfixiante que logra eclipsar el resto de la historia.
Harker es el centro de la trama y, las cartas que le escribe a su prometida Mina Murray, hacen que vayamos conociendo a los diferentes personajes. Su rescate centrará nuestra atención hasta la llegada del Conde a tierras inglesas.
Mina es el prototipo de mujer victoriana. Firme y decidida en sus ideales, hará todo lo que esté en su mano para traer de vuelta a su prometido sano y salvo y, más adelante, será una pieza clave en el enfrentamiento contra Drácula. Su mejor amiga, Lucy Westenra, será el blanco de los primeros intentos de Drácula por encontrar a una compañera. En Transilvania quedaron las tres maravillosas y peligrosas vampiresas que atormentaron al pobre Jonathan durante su estancia en el Catillo.
“Cómo deseo estar contigo y hablar libremente al lado del mar y construir nuestros castillos en el aire.”
En Lucy vemos como trabaja el vampiro, dentellada a dentellada, dejando las huellas de sus colmillos, sin que nadie las identifique como lo que todos sabemos que son.
Eso es lo más sorprendente de esta lectura, comprobar como la sombra del vampiro anda rondando cerca pero nadie sabe qué es o lo que pretende. Solo el Doctor Van Helsing será capaz de poner algo de luz al vacío oscuro y sin sentido en que se encuentran todos los personajes de la trama.
Lógicamente, el lector sabe con certeza a qué se deben los pequeños cortes en el cuello y la pérdida de sangre de Lucy, pero no puede hacer más que de espectador sin un atisbo de esperanza. Dejarse llevar por el hechizo.
Otro personaje inolvidable de esta historia, además de Van Helsing, Mina y el propio Drácula, es Renfield. Ese humano con deseos de ser inmortal que se desvive por su maestro y que solo desea de él una cosa: que cumpla su promesa.
Todos conforman un equipo que funciona como un todo. Están entrelazados. El destino los une y de ellos mismos dependerá su final.
Así pasen otros 100 años, esta novela seguirá atrayendo a lectores ávidos por conocer los orígenes de un mito. Poco importa si hoy día los vampiros se han vuelto veganos o si nos los venden como moteros de bar de carretera. El único y genuino es Drácula. Siempre irá acompañando al miedo a la noche y a la oscuridad. Nos hará creer en el poder de una cruz y nos hará querer ser carpinteros para tener siempre estacas de madera a mano.
Acércate a este clásico, léelo, disfrútalo y compara. Las páginas del Drácula de Bram Stoker constituyen el manual perfecto para enfrentarse al vampiro e intentar no caer en su hechizo.
Puede que haya otros que se le parezcan, que te gusten más o que te den más miedo. Pero Drácula es el vampiro al que no quieres invitar a entrar en tu morada, no quieres darle ese poder sobre ti… ¿o quizás sí?
Sobre el autor
Abraham Stoker (Dublín 1847 – Londres 1912). Novelista irlandés autor de Drácula (1897), obra clásica y de las más influyentes dentro de la literatura de terror. Hijo de un funcionario público, hasta los siete años de edad sufrió una grave parálisis que le impedía andar. Los problemas de salud de su niñez no le impidieron distinguirse como atleta y futbolista en la Universidad de Dublín, donde cursó con excelentes resultados la carrera de matemáticas y fue presidente de la Sociedad Filosófica.