¡Juan jamás pensó que esto podría pasarle! Pero sucedió… Desde que comenzó todo el revuelo pandémico, la tensión entre él y su pareja se incrementó notablemente. Y para colmo de males, en los pocos momentos que tenían a solas, no pudo mantener relaciones sexuales por problemas de disfunción eréctil.
Pese a que Juan es un ejemplo imaginario, esta situación es más común de lo que parece. Pero, ¿es esta una situación transitoria o un problema que ha llegado para quedarse incluso cuando superemos la pandemia originada por el coronavirus COVID-19?
Lo que dicen los expertos
La sexóloga Ana Lombardía, Psicóloga especialista en Terapia sexual y de pareja, explica que «el problema es que aunque las personas tengan ganas, no están teniendo intimidad». Y resume los problemas de fondo: el miedo instalado las 24 horas, la preocupación por los niños, los abuelos y la fricción causada por problemas no resueltos, la mente se satura y es difícil (o imposible) tener un desempeño sexual normal.
El especialista alemán en andrología, Dr. Wolfgang Harth, asegura «Cuando el hombre no consigue relajarse y se siente presionado, es poco probable que logre una erección». Estrés, presión y ansiedad son sentimientos que la cuarentena y los constantes cambios en la mal llamada “nueva normalidad” han sacado a flote.
Con esto comprendemos que no solo los factores fisiológicos (como diabetes, obesidad o hipertensión) afectan el deseo y desempeño sexuales masculino. Las cargas psicológicas que han generado estos tiempos de crisis también los impactan negativamente.
¿Qué se puede hacer para solventar la disfunción eréctil?
Los expertos afirman que en muchos casos la disfunción eréctil es una condición temporal que mejorará al volver a la normalidad. Sin embargo, también indican que es oportuno tomar medidas a tiempo para que la situación no se agrave. Sobre todo teniendo presente que los días de confinamiento se alargan
En concreto, ¿qué se puede hacer para tratar este padecimiento?
- Llevar un estilo de vida sano: Se sabe que el ejercicio no solo ayuda al mejoramiento físico, sino también al mental. Relaja y reduce el riesgo a padecer depresión o estrés. Si eso se le suma una alimentación equilibrada, entonces se disminuye la posibilidad de contraer enfermedades o padecimientos como la disfunción eréctil.
- Dedicar tiempo de calidad a la pareja: apartar momentos del día para estar juntos a solas ayuda a la relación. Aumentar los gestos de cariño y atención reaviva el deseo perdido.
- Explorar nuevas actividades eróticas: dejar de lado por unos instantes la realidad de afuera y atreverse en la cama. Sexting, masturbación mutua o posiciones inusuales palean los efectos de la impotencia sexual.
- Fármacos potenciadores: una gran cantidad de hombres han experimentado alivio con el Viagra o, con la dosis adecuada, el tadalafil que puede ejercer un efecto más perdurable.
Lo peor que se puede hacer en estos casos es sentirse presionado para mantener la erección. Incluso el miedo al desagrado de la otra persona acrecienta el problema. Un acertado consejo del urólogo Bartolomé Llorét es que el mejor esfuerzo sexual en estos casos es aquel «nos permita mantener el equilibrio mente-cuerpo».