Sir Arthur Conan Doyle (Escocia, 1859) es el aclamado creador de uno de los detectives más famosos de la historia de la literatura: Sherlock Holmes.
El personaje tuvo vida propia y su fama superó a la del propio autor, que no tuvo el mismo éxito de público con otras obras suyas igualmente válidas o, a veces, incluso mejores.
La primera aparición de Sherlock Holmes fue en “Estudio en Escarlata” (1887), donde nos es presentado como detective consultor (oficio novedoso en la época y muy recurrente hoy en día, apareciendo en infinidad de novelas y series de televisión).
Holmes fue una fresca novedad en la literatura anglosajona al dar a conocer el pensamiento deductivo, una forma de llegar a la verdad a través de la observación y la búsqueda de lo lógico.
En todas las historias que protagonizó estuvo acompañado del Doctor John Watson (puede que Doyle lo utilizara como alter ego o como excusa para poder introducir en las tramas algo de su auténtica profesión: la medicina).
John relatará los casos de Holmes para que el mundo conozca sus hazañas y ese don deductivo suyo. Son magníficos los fragmentos en los que Holmes deja boquiabierto a su compañero con asombrosas averiguaciones, que luego resultan ser tan obvias que nos hacen dudar de nuestra capacidad cerebral al no verlas por nosotros mismos.
«Sospecho, mi querido Watson, que la mayor parte de sus conclusiones eran equivocadas. Al decirle yo que usted me servía de estímulo, voy a serle franco, quise dar a entender que sus errores ne guiaban, en ocasiones, hacia la verdad»
Siempre en segundo plano, narró con admiración cada caso resuelto por Sherlock Holmes. Pero en el “Sabueso de Baskerville” (1901) adopta un papel más protagonista y Conan Doyle aprovecha la coyuntura para aúnar dos de sus grandes pasiones, la escritura y lo sobrenatural.
Un joven Doctor acude al domicilio de Sherlock Holmes, el 221 B de Baker Street, para pedirle consejo. Su amigo, un anciano muy querido en su pueblo por su generosidad y altruismo, ha fallecido en extrañas circunstancias. Todo parece indicar que la maldición que persigue al linaje del difunto nuevamente ha conseguido vencer.
Según la leyenda, un antepasado de los Baskerville cometió un horrible crimen en mitad del páramo que rodea el pueblo y en su fechoría encontró la muerte en las garras de un sabueso de grandes dimensiones. Todo el que dice haberlo visto lo describe como algo diabólico. Ahora, la última esperanza del apellido Baskerville va a hacerse cargo de la hacienda familiar y de las actividades comerciales en el pueblo. Pero si acude a la llamada, corre el riesgo de ser el siguiente en la lista de víctimas del Sabueso.
Holmes aconseja a su amigo Watson a que acompañe al heredero y sea su sombra. En esta ocasión el detective no puede abandonar Londres pero estará al tanto de todo lo que acontezca a través de los informes que su compañero le irá enviando periódicamente. A partir de ahí la aventura se desarrolla entre la niebla del páramo, pasos en los pasillos de la vieja mansión, extrañas desapariciones, personajes misteriosos y tenebrosos aullidos en la noche; manteniendo al lector expectante por conocer si la leyenda es cierta o producto de una mente humana que se aprovecha de ella.
Una novela de misterio propia para empezar a entrar de lleno en la sombría noche difuntos, esa que se acerca con paso sigiloso a nosotros por esta época del año.
El Sabueso de Baskerville, una oscura aventura de Sherlock Holmes protagonizada por el Doctor Watson.