Misteriosa Málaga: 5 secretos de la Perla del Mediterráneo que tienes que conocer

Relojes que no alcanzan el minuto, naufragios frente a sus costas, un vocabulario propio para el café: rasgos de la cara menos visible de una de las ciudades emblemáticas de España.

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Ya sea la primera vez que visitas las playas de Málaga o bien eres un andaluz de buena cepa y paseas por sus calles y rotondas desde tu nacimiento, la ciudad nunca termina por desvestirse completamente. Su fascinante historia, plagada de conquistas, mestizaje y cultura, esconde algunos de los secretos mejor guardados del mar Mediterráneo. Es hora de que los conozcas.

Dicen los viajeros que a las ciudades se las debe recorrer a la clara luz de la mañana, pero también en la oscuridad de su madrugada, porque así podrás llevarte una verdadera impresión de la naturaleza local. Málaga no es la excepción a esta regla, y varios de los secretos mejor guardados de la Perla del Mediterráneo sólo son visibles para el que sabe esperar. Y, especialmente, para el que sabe mirar.

 

Minutos de 59 segundos

Quizás ya te hayas acostumbrado a su presencia en ese pabellón subterráneo que comprende el mundo del Metro de Málaga, pero probablemente desconoces una particularidad que esconden los relojes circulares de las estaciones: sus minutos son de 59 segundos. ¡¿Cómo?!

Se trata de una tradición adoptada del sistema ferroviario británico e implementada en las paradas subterráneas de la ciudad andaluza. La aguja del segundero recorre únicamente 59 segundos en tanto que es la otra aguja, la del minutero, la que completa el segundo faltante a través de su movimiento, garantizando la precisión del procedimiento.

 

La Manquita más querida

¿Puedes creer que la principal joya arquitectónica de la ciudad está inacabada? Sí, lo sé, esta historia te puede resultar familiar si has visitado la Iglesia de la Sagrada Familia, en Barcelona. Pero estamos hablando de la Catedral de Málaga, cuyo nombre real es nada menos que la Santa Iglesia Catedral Basílica de la Encarnación. O como se la conoce con afecto: “La Manquita”.

Si te detienes a suficiente distancia, advertirás rápidamente que está dotada de una imponente torre Norte, que parece coronar un monumento gótico, con detalles renacentistas y apliques barrocos. Pero seguramente también notarás su soledad. Sucede que la torre Sur, que debía erigirse en iguales condiciones, jamás se alcanzó a construir por falta de presupuesto.

La obra, que tuvo su origen el 28 de junio de 1528 sobre el solar de la Mezquita Mayor, luego del retorno de los Reyes Católicos, atravesó numerosas demoras por inconvenientes pecuniarios. En 1719 las obras recién tomaron un nuevo impulso para concluir el primer cuerpo de las torres y la fachada principal; en tanto que en 1764 se inició la unión de la fábrica vieja con la nueva y en los años posteriores se completó la única torre existente, concluyéndose en 1782.

 

¿El faro de la Ciudad? No, ¡la Farola!

Como un salvoconducto de luz a mitad de la oscuridad, los faros han sido siempre los centinelas de las orillas del Mediterráneo, especialmente cuando su funcionamiento era vital para que los barcos no encallaran en las costas y facilitar las rutas para los mercaderes. Pero no todos son faros en España. La farola de Málaga es una de las dos torres que llevan nombre femenino de los en el país, junto a la de Tenerife.

Ícono indelegable de la Costa del Sol, la farola fue construida en 1817 con piedras del Monte de Gibralfaro. Se trata de un emblema histórico que ha sobrevivido a terremotos, sucesiones en el poder, la guerra civil y poderosos avatares climáticos. A través de las orillas de España desfilan un total de 187 torres, pero La farola, sin duda, no es una más: se trata de la guardiana de Málaga.

 

¡Camarero, me pone una nube, por favor!

Según la tradición popular, en Málaga la forma en que se pide un café es única e incluye a una amplio léxico especializado que es necesario aprender al momento de solicitar al camarero la medida deseada. Aquí les dejamos un breve menú para que el viajero no se lleve un mal trago a la hora del café:

 

1- Solo: te traerán un café sin leche. Sencillo, ¿no?

2- Largo: lleva una pizca de leche (apenas un 10%).

3- Semi-largo: lleva dos pizcas de leche (un 20%).

4- Solo corto: aunque suele confundirse con un Mitad, en verdad contiene ligeramente más café que leche.

5- Mitad: así sí te aseguras la misma proporción de café que de leche. ¡Igualdad!

6- Entrecorto: ésta es tu opción si prefieres que predomine leche apenas sobre el café.

7- Corto: un 30% de café es suficiente; el resto es leche.

8- Sombra: un dedo de café y alrededor del 80% de leche.

9- Nube: medida ligeramente inferior en café que la Sombra: 90% de leche.

10- No me lo ponga: así le aclaras al camarero que sólo por esta vez no prefieres un café.

 

¿Por qué un puente explica la hospitalidad de Málaga?

La historia detrás del Puente de Santo Domingo, conocido comúnmente como el Puente de los Alemanes, es uno de los hitos de Málaga. Para ser más precisos, un verdadero hito para el espíritu solidario de los malagueños.

Los pergaminos cuentan que en diciembre de 1900 un temporal provocó el naufragio de la fragata alemana Gneisenau frente a las costas de la ciudad. De inmediato, decenas de malagueños acudieron en auxilio de los marineros, incluso perdiendo sus propias vidas con tal de salvarlos. Ese acto de entereza y valentía le valió a Málaga el título de “Muy Hospitalaria”, que también luce en su escudo.

La historia no termina ahí: en 1907 el río Guadalmedina se desbordó y arrasó con todos los puentes que lo cruzaban. Rápidamente, desde Alemania se desplegó una colecta para devolverle el favor a su querido pueblo malagueño y ofrendarle un nuevo puente. Actualmente en su placa puede leerse: “Alemania donó a Málaga este puente agradecida al heroico auxilio que la ciudad prestó a los náufragos de la fragata de guerra Gneisenau». Dos pueblos hermanos unidos por un naufragio y un puente.

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