El espacio aéreo de Tonino de Nuria Álvarez de Sotomayor (Editorial Samarcanda, 2019). Una historia de amistad, descubrimientos y valores encontrados.
Se abre el telón y Tonino está colgando cabeza abajo. No sabemos qué ha pasado, cuánto tiempo le queda, si se merece lo ocurrido o si podemos hacer algo para ayudarlo; pero ahí está, en Amsterdam esperando ayuda, mientras nos cuenta su historia.
Nos habla de su amistad con Katy, desde esa edad temprana en que se sienten como si fueran una sola persona separada en dos cuerpos.
“Y de esa manera (…) comenzó nuestra amistad, como deben empezar las historias preciosas (…) partiendo del rechazo mutuo propio de los cavernícolas, hasta llegar al pleno entendimiento de las personas evolucionadas”
Paralelamente, Katy nos cuenta como descubre que Tonino sufre maltrato por parte de su madre. El modo que tiene la autora de abordar un tema tan delicado hace que suframos al leer como sucede pero, a la vez, seamos capaz de sonreír y ver luz y esperanza en las soluciones que ofrece.
Ya de adultos, después de mucho tiempo sin verse, ella presiente que Tonino está en peligro (es lo que tiene estar tan conectados a un nivel superior). Decide contratar a 2 detectives para que lo encuentren allá donde esté.
Estos ex-policías, que han sabido reencauzar su carrera profesional, lo mismo nos dan una lección de cómo encontrar la aguja en el pajar, que nos descubren los secretos del género femenino. Si no existieran ya, habría que inventarlos. Sus pesquisas los llevan a Amsterdam, donde creen que anda Tonino.
Y mientras todo esto va tomando forma, entramos en un manicomio. Aquí conoceremos a Robert, un ex drogadicto rehabilitado, y a su mejor amigo, al que llamaremos Felicity, asesino en serie por circunstancias ajenas a su voluntad.
Felicity sabe que está encerrado porque dicen que mató a mucha gente, pero él no lo recuerda. Estaba demasiado drogado y demasiado enfermo. Pero considera que debe ser cierto todo lo que dicen, porque se reconoce en las fotos de los periódicos que le enseñan. Además, desde que toma su medicación, es capaz de controlar esa ira que hacía que luego perdiera la memoria.
Robert va a ayudar a Felicity a escapar del manicomio porque lo necesita para encontrar a su hija. Una adolescente conocida como la “niña de la curva”, a la que adoptó durante su estancia en el manicomio tras verla deambular sin rumbo fijo, instigando a los residentes a la sublevación y provocando quebraderos de cabeza noche tras noche.
La niña imaginaria le ha escrito una carta imaginaria a su padre, donde le dice que se va a experimentar con el sexo, las drogas y el rock&roll, y que el mejor sitio para eso es Amsterdam, (esta capital europea parece ser el punto de encuentro y de no retorno de la historia).
Así que aquí estamos, con Tonino boca abajo, Katy esperando encontrarlo sano y salvo, “Mortadelo y Filemón” (Ibáñez, 1958) buscándolo y Robert y Felicity huyendo de España como Drag Queens.
Y para terminar de cuadrar esta locura, conocemos un poco más la vida de Tonino en Amsterdam. Su recorrido lo llevó a hacer amistad con un astronauta que está construyendo una nave espacial en el granero de su abuelo; pretende viajar solito al espacio. El abuelo cría vacas. Vacas que no olvidarás jamás. Granero que sólo podrás ver en tus sueños. Sueños de los que despiertas queriéndote comer el mundo y sonriéndole a tu enemigo a la cara.
Estamos ante una comedia de enredo con tintes dramáticos que solo se puede resumir así: una locura maravillosa, muy difícil de describir.
Además, nos brinda un juego cinéfilo, pues cada capítulo lleva el nombre de una película que nos da pistas sobre aquello de los que nos va a hablar. Por ejemplo “Alguien voló sobre el nido del cuco” (Milos forman, 1975), “¿A quién ama Gilbert Grape?” (Lasse Hallström, 1993) o “Fuga de Alcatraz” (Don Siegel 1979).
Es de agradecer a la autora, Nuria Álvarez de Sotomayor, que haya dado vida a Felicity, Trinity, Tonino, Katy, la “paquidermo”, Ulloa y su “jefe” y a la maravillosa Srta. Topisto, que me hizo recordar una de las mejores series de detectives: Luz de Luna (Glenn Gordon, 1985) y que se ganó mi corazón nada más descubrirla.
El espacio aéreo de Tonino, una novela para disfrutar y dejarse llevar.
Un descubrimiento muy agradable que me han regalado las redes sociales y la interacción que éstas hacen posible. Disponible en plataformas digitales de venta de libros.
No la dejes pasar y, si la lees y te gusta, corre la voz para que Tonino siga su viaje.
Sobre la autora
Nuria Álvarez de Sotomayor (Córdoba). Tras cursar la licenciatura de Derecho en la Universidad de Córdoba, Universidad de Regensburg (Alemania) y el postgrado en Derecho de las Telecomunicaciones, Servicios Audiovisuales y Nuevas Tecnologías en el Instituto de Empresa (IE Business School, Madrid), ha trabajado como abogada para diversos bufetes y empresas privadas. Su primera novela, Sintonía con lo irremediable, fue publicada en 2014. Disfruta sus inviernos en Marbella desde 1999, por lo que tiene un vínculo especial con Málaga y su gente.