Son muchas las preguntas sobre la validez que tienen los justificantes que están realizando múltiples grupos y plataformas para darle legalidad a la no asistencia de sus hijos e hijas al centro escolar. Hasta la Comunidad China ha dirigido plataformas que pretenden cambiar la asistencia presencial a digital, o las más radicales, las que directamente no los llevarán si hay riesgo.
Dada la poca legalidad que desde la Consejería de Educación le está dando e incluso declarando como falsos a estos documentos, tenemos que indicar desde la federación que no es que sea falso, es que, puede producir una sensación de tranquilidad en las familias que lo firmen o suscriban y que no es real. Es el mismo caso de los que pretendían objetar de la asignatura de Educación para la Ciudadanía o el famoso pin parental, no tiene validez legal en el hipotético caso de que lleven a cabo la amenaza de aplicar el protocolo de absentismo.
Todos estos justificantes llenos de razonamientos lógicos, articulaciones basadas en diversas normativas, las preocupaciones de las familias, derechos y deberes enfrentados, vienen generados por la falta de coherencia, claridad y liderazgo que están demostrando nuestros gobernantes en materia de educación y salud.
La actual Consejería de Educación y Deporte está demostrando desde el inicio de su mandato que las familias, en la mayoría de las ocasiones, somos ignorados e incluso menospreciados con comentarios tan fuera de lugar como “colonizadores de los colegios” o amenazas ante la fiscalía por el protocolo de absentismo escolar.
Los políticos de distintos signos, nos muestran desde hace años que la educación no es una prioridad para nuestra sociedad, es por ello que con esta pandemia han saltado todas las alarmas y nos encontramos en el desconcierto actual.
Si se apostara por la educación ya tendríamos un Pacto Educativo firmado por todos los partidos políticos garantizando la estabilidad a años vista, se habría adecuado a los centros educativos con espacios idóneos y sin embargo entrar en algunos centros educativos es deprimente, lo último que apetece es estar allí, si ya en estos centros educativos la higiene y protección estaba en el límite aceptable, ahora con la pandemia se incrementa la situación ya existente.
Y se han creado otros nuevos centros escolares fantásticos, pero la realidad es que estos macrocentros escolares (granjas de alumnos) son lugares donde aglutinar al alumnado en espacios pequeños para economizar la bajada de natalidad que vamos a sufrir en los próximos años.
El pensamiento lógico en la educación parece no existir, no es dar lo mismo a todos los centros o lugares escolares, si no dotar de lo que se necesite en cada lugar atendiendo a sus deficiencias y no encontrarnos con centros fantásticos, en cambio otros en el extremo de la catástrofe en instalaciones, dotación y servicios.
Zonas con múltiples colegios a los que les faltan espacios de aula. La lógica sería dar a cada lugar lo que se necesita, crear “equidad”; pero para ello deberíamos estudiar, planificar, ejecutar y no dejarse llevar por las presiones críticas del momento o amiguismos políticos. La educación en nuestro país nunca ha interesado lo suficiente, más allá del rédito político, siempre se ha considerado un gasto y no una inversión, por lo que ha tenido que venir el covid-19 para escuchar las múltiples voces apagadas desde antaño. La educación no es rentable para nuestros gobernantes, es mejor invertir en las cosas que nos hacen reír y no pensar, no vaya a ser que si pensamos, las cosas cambien.
Retomando el motivo principal por el que hacemos este comunicado, el miedo que estamos sufriendo las familias con la vuelta al colegio ¿Cómo se justifica el miedo? ¿Cómo se mide el miedo? ¿Qué umbral de miedo tolera cada familia? ¿Por qué no han puesto solución a este miedo? Seguimos ignorando a las familias, a los niños y niñas que no tienen los mismos derechos que el resto de ciudadanos trabajadores y por ello el sector docente está sufriendo esta falta de interés de nuestros gobernantes, la educación no es rentable, lo rentable es no pensar.
Cuidado, maestros y maestras de nuestros colegios, estáis haciendo pensar a los trabajadores del mañana y mejor no apostar por vosotros y vosotras, no daros recursos, materiales, etc. En Andalucía cuando las asociaciones de directores/as alzaron la voz por las instrucciones del 6 de julio del 2020, se respondió con un DECÁLOGO de recomendaciones. Desde las representantes de las familias, las federaciones, entre ellas FDAPA Málaga, la confederación andaluza, CODAPA, enviamos escritos, reuniones, peticiones.
No solo para buscar una respuesta a esta situación tan desesperante pero, en aras de intentar mostrar un inicio de curso con mayor tranquilidad y certidumbre en el cumplimiento de protocolos seguros para garantía de las familias, dando a entender que la ciudadanía es un sector importante y no solamente prevalece el sistema económico, por encima de todo, se debería de haber realizado, como mínimo, un Decálogo que incluya a las Familias, como así ha ocurrido en otras comunidades. Dado el trato recibido por la administración, incluso antes de la pandemia, tenemos que reconocer que han sido muchas las muestras de indiferencia e incluso se han ignorado las solicitudes e iniciativas coherentes que se les hace llegar.
Nuestra colaboración desinteresada siempre ha chocado con la desidia de atender a las AMPA de nuestra provincia, la falta de diálogo fluido por parte de la administración con la federación, impidiendo escuchar por la Delegación de Educación la realidad de las familias y sin respuestas a las situaciones o problemáticas de las mismas.
La atención que se está recibiendo por parte de la Delegación de Málaga no ha sido nula, pero sí insuficiente y deficitaria y esperamos que se retome el acuerdo que se realizó al inicio del mandato del actual equipo de la Delegación Territorial con nuestra federación. La desidia que el sistema educativo está viviendo por parte de nuestras administraciones es la ”Crónica de una muerte anunciada” lo que se ha confirmado tras ver como la Mesa Sectorial de este jueves 27 de agosto no ha tenido una relevancia significativa y nos deja en la misma situación con la que empezamos en marzo, seis meses de miedo e inseguridad, sumándose ahora la decepción.