Los afectados por la falta de vivienda reciben un pequeño departamento y asesoramiento, sin condiciones previas. Por lo que, 4 de cada 5 personas afectadas regresan a una vida estable. Y, todo esto es más barato que aceptar el desamparo.
Finlandia es el único país de Europa donde el desamparo está en declive
En 2008 se podían ver aldeas de tiendas de campaña y cabañas situadas entre árboles en los parques de Helsinki. Las personas sin hogar habían construido casas improvisadas en medio de la capital de Finlandia. Ellos estuvieron expuestos a condiciones climáticas adversas.
Desde la década de 1980, los gobiernos finlandeses habían estado tratando de reducir la falta de viviendas. Se construyeron refugios a corto plazo. Sin embargo, las personas que llevaban tiempo sin tener un hogar seguían siendo excluidos. Había muy pocos refugios de emergencia y muchas personas afectadas no lograron salir de la indigencia: no podían encontrar trabajo –sin la dirección de una vivienda. Y sin trabajo, no podían encontrar un departamento. Era un círculo vicioso. Además, tuvieron problemas para solicitar las prestaciones sociales. En definitiva, las personas sin hogar se vieron en un callejón sin salida.
Pero en el 2008, el gobierno finlandés introdujo una nueva política para las personas sin hogar: comenzó a implementar el concepto de «la vivienda es lo primero». Desde entonces, el número de personas afectadas ha disminuido considerablemente.
¡Y el país tiene éxito! Es el único país de la UE donde el número de personas sin hogar está disminuyendo.
Cómo se da residencia a todos en Finlandia
Las Organizaciones no gubernamentales, como la «Fundación Y», son las que proporcionan vivienda a las personas necesitadas. Ellos mismos se ocupan de la construcción, compran departamentos en el mercado de viviendas privadas y renuevan los ya existentes. Los apartamentos tienen de una a dos habitaciones. Además de eso, los antiguos refugios de emergencia se han convertido en departamentos para ofrecer viviendas a largo plazo.
«Estaba claro para todos que el viejo sistema no funcionaba; necesitábamos un cambio radical», afirma Juha Kaakinen, directora de la Fundación Y.
Las personas sin hogar se convierten en inquilinos con un contrato de arrendamiento. También tienen que pagar el alquiler y los costos operativos. Los trabajadores sociales, que tienen oficinas en los edificios residenciales, ayudan con problemas financieros como solicitudes para prestaciones sociales.
Juha Kaakinen es jefe de la Fundación Y. La ONG recibe préstamos con descuento del estado para comprar viviendas. Además, el estado paga a los trabajadores sociales que atienden a las personas sin hogar y a los futuros inquilinos. La lotería finlandesa, por otro lado, apoya a la ONG cuando compra departamentos en el mercado privado de la vivienda. La Fundación Y también recibe préstamos regulares de los bancos. La ONG luego usa los ingresos de alquiler para pagar los préstamos.
«Tuvimos que deshacernos de los refugios nocturnos y los albergues a corto plazo que todavía teníamos en ese entonces. Tenían una historia muy larga en Finlandia, y todos podían ver que no estaban sacando a las personas de la indigencia. Decidimos revertir las suposiciones», menciona Juha Kaakinen, directora de la Fundación Y.
Así es como funciona el concepto de «la vivienda es lo primero»
La política aplicada en Finlandia se llama «la vivienda es lo primero». Invierte la ayuda convencional para personas sin hogar. En general, se espera que los afectados busquen trabajo y se liberen de sus problemas psicológicos o adicciones. Solo entonces obtienen ayuda para encontrar alojamiento.
Al contrario, el programa «la vivienda es lo primero», invierte la situación: las personas sin hogar obtienen un departamento, sin condiciones previas. Los trabajadores sociales los ayudan con las solicitudes para prestaciones sociales y están disponibles para asesoramiento en general. En una situación tan nueva y segura, es más fácil para los afectados encontrar un trabajo y cuidar de su salud física y mental.
El resultado es impresionante: 4 de cada 5 personas sin hogar podrán mantener su departamento durante mucho tiempo con la política de «la vivienda es lo primero» y podrán llevar una vida más estable.
En los últimos 10 años, el programa «la vivienda es lo primero» proporcionó 4 600 hogares en Finlandia. En el 2017 todavía había unas 1 900 personas viviendo en las calles, pero había suficientes lugares para ellos en refugios de emergencia para que al menos ya no tuvieran que dormir afuera.
Proporcionar departamentos a las personas es más barato que dejarlos en la calle
Construir viviendas para las personas cuesta dinero. En los últimos 10 años, se gastaron 270 millones de euros en la construcción, compra y renovación de viviendas como parte del programa «la vivienda es lo primero». Sin embargo, señala Juha Kaakinen, esto es mucho menos que el costo de la falta de vivienda en sí. Porque cuando las personas se encuentran en situaciones de urgencias, las emergencias son más frecuentes: asaltos, lesiones, averías. La policía, la atención médica y los sistemas de justicia suelen ser llamados a intervenir, y esto también cuesta dinero. En comparación, «la vivienda es lo primero» es más barato que aceptar el desamparo: ahora, el estado gasta 15 000 euros menos al año por persona sin hogar que antes.
No es una cura milagrosa, pero tiene una alta tasa de éxito
Con 4 de cada 5 personas teniendo sus departamentos, el programa es efectivo a largo plazo. En el 20 por ciento de los casos, las personas se mudan porque prefieren quedarse con amigos o familiares –o porque no logran pagar el alquiler. Pero incluso en este caso no se les abandona. Pueden volver a solicitar un departamento y recibir apoyo nuevamente si lo desean.
Desde luego, no hay garantía de éxito. Especialmente las mujeres sin hogar pues son más difíciles de contactar. Suelen ocultar su situación de emergencia y viven en las calles con menos frecuencia ya que, prefieren quedarse con amigos o conocidos.