Corría el año 2016 cuando un importante grupo inversor procedente de Qatar anunciara la construcción de un complejo hotelero de lujo que iba a convertirse en el edificio más alto de todo Málaga y en el segundo más alto de toda Andalucía, por debajo de la Torre Pelli (o el pintalabios, como se conoce popularmente en Sevilla, donde está situada esta estructura). El Hotel Suites Málaga Port, un proyecto de 135 metros de altura, estaba destinado a ser un emblema de la ciudad malagueña en particular y de la Costa del Sol en general. La intención de los inversores era atraer a clientes con un elevado poder adquisitivo, pero también generar puestos de empleo, tanto directos como indirectos.
Todo parecía indicar que se trataba de una iniciativa que iba a aportar a la ciudad de Málaga, una ciudad ya de por sí muy turística, un plus, un empujón para convertirla definitivamente en el buque insignia del turismo de la costa andaluza y, por qué no, de la costa mediterránea. No obstante, lo que en teoría parecía idílico, no lo está siendo tanto en la práctica. Es más, el megaproyecto tenía marcados dos años y medio de construcción y era precisamente para este año 2020 cuando estaba programada su esperada apertura. Una apertura que no está ni mucho menos cerca de llegar porque las obras del rascacielos ni siquiera han empezado todavía.
Esas obras no han dado comienzo porque no se ha encontrado un consenso en la localidad malagueña para que ese sea el caso. En 2018, dos años después de que el proyecto viese la luz en la opinión pública, El idealista publicaba que el Ayuntamiento de Málaga había por fin aprobado la modificación del plan especial para construir el hotel de lujo. Por aquel entonces, se aseguraba que iba a ser en 2020 (la fecha previamente fijada para la apertura del complejo) cuando empezasen las obras, retrasando la inauguración para tres años después, en 2023. Ese era el plan, uno que tampoco ha prosperado y que no parece que vaya a prosperar en el corto plazo.
A pesar de que en 2018 la noticia de El Idealista aseguraba que el grupo inversor qatarí había conseguido que se aprobara la modificación especial para empezar a construir el hotel, un año más tarde El Confidencial publicaba que el permiso de construcción todavía no había visto la luz verde. Con un presupuesto de alrededor de 150 millones de euros, el proyecto topó con una oposición política que está intentando por todos los medios que ese proyecto no salga adelante. Es decir, que no se construya. Y eso que el alcalde ha llegado a asegurar que los miembros del Gobierno local habían acordado que sí se llevara a cabo. Pero desde la oposición señalan que hay mucha gente en contra y que, de consenso, nada.
Más de 350 estancias, 300 euros noche y un posible casino
Visto lo visto, el hotel está teniendo y va a seguir teniendo dificultades para poder ver la luz algún día y pasar a ser ese emblema de Málaga que quería ser. Ni el grupo inversor ni sus promotores en el Ayuntamiento malagueño lo dan por perdido todavía, pero no va a ser fácil. Si acaso se pudiese hacer realidad algún día, las especificaciones reflejan que el complejo contaría con un total de 35 plantas y la posibilidad de acoger a más de 350 estancias. Una sala de congresos y un spa formarían parte del proyecto, asimismo. También, posiblemente, un casino que acogería los clásicos juegos de azar, que haría la competencia al de Torrequebrada y que se uniría a un sector que está en alza, tanto en su versión física como en su versión online.
En conclusión, el futuro del Hotel Suites Málaga Port es a día de hoy incierto. Posiblemente, se ha topado con más dificultades de las que se esperaba, puesto que un proyecto con semejante inversión y semejante impacto en una ciudad como Málaga podía hacer prever que iba a ser bienvenido tanto por la clase política como por los mismos ciudadanos. Por desgracia para los promotores, no ha sido así. Tienen trabajo por delante si quieren que su ambicioso proyecto salga finalmente adelante.