Por Alfredo Martínez Linacero, responsable de comunicación de tierradehombres.org
Para millones de niños, la pandemia significa hambre, explotación y el fin de las oportunidades educativas.
Tierra de hombres advierte del dramático incremento del trabajo infantil como resultado del covid-19.
Incluso antes de la pandemia:
Los niños se vieron desproporcionadamente afectados por la pobreza, con 386 millones de niños viviendo con menos de 1,90 dólares por día. Los niños y adolescentes menores de 18 años representan un tercio de la población mundial, y el 48 por ciento de las personas que viven en la pobreza.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 152 millones de niños en todo el mundo trabajaban, 73 millones de ellos en una de las peores formas de trabajo infantil (como la esclavitud, el trabajo en condiciones de servidumbre, el trabajo peligroso, la explotación sexual).
263 millones de niñas y niños en edad escolar en todo el mundo no pudieron asistir a la escuela.
Las Naciones Unidas estiman el incremento de 66 millones de niños en riesgo de pobreza extrema como resultado de la pandemia y la Fundación Tierra de hombres hace un llamamiento para defender los derechos de los menores que ya están en desventaja están particularmente en riesgo: niños pobres y descuidados, niños de la calle, niñas, niños refugiados e hijos de migrantes, niños en regiones en crisis y niños sin cuidado parental.
Las organizaciones asociadas al movimiento internacional Tierra de Hombres informan un aumento visible del trabajo infantil en muchos países de África, Asia y América Latina: En las grandes ciudades hay más niños mendigando, en las plantaciones y granjas, los niños en edad escolar trabajan con sus padres y venden verduras o frutas en las calles. En Filipinas, se ha detectado el aumento de la explotación sexual infantil y Europol ha informado que, en general, la demanda de material de abuso sexual infantil en Internet ha aumentado desde el comienzo de los confinamientos.
En India, el país con el mayor número de niños trabajadores en cifras absolutas, la situación es precaria. Por ejemplo, cuando las familias más vulnerables que tienen que recurrir a prestamistas, los menores trabajan para pagar las deudas.
Según la UNESCO, 1.500 millones de estudiantes en 188 países no han podido asistir a la escuela durante los confinamientos en mayo. El cierre de las escuelas ha contribuido de manera aguda a la desnutrición y al hambre, ya que muchos niños pierden la comida más importante y, a menudo, sólo diaria. Según el Programa Mundial de Alimentos, al menos 365 millones de niños están actualmente afectados.
Tierra de hombres exige que los gobiernos nacionales, la Unión Europea y la comunidad internacional den prioridad a las necesidades de los niños en sus programas de ayuda para afrontar el coronavirus.
Es imprescindible que la apertura de las escuelas después de los confinamientos debe ir acompañada de campañas de reintegración a nivel nacional para evitar que los niños abandonen la escuela.
La alimentación o la ayuda directa a las familias necesitadas es indispensable en la fase aguda y para evitar consecuencias negativas a mediano y largo plazo, como el trabajo infantil.
Las autoridades locales deben trabajar con las granjas en los sectores formal e informal para poner fin al trabajo infantil.
Las empresas que operan internacionalmente también deben estar particularmente atentas al examinar sus cadenas de suministro para detectar y poner fin al trabajo infantil.
Tierra de hombres alienta a las empresas a que no abandonen de inmediato las áreas y los sitios de producción donde se ha identificado el trabajo infantil en sus cadenas de suministro, sino que se comprometan activamente para mejorar la situación.
Por Alfredo Martínez Linacero, responsable de comunicación de tierradehombres.org