- Los trabajadores de supermercados e hipermercados, han estado expuestos desde el inicio de la crisis. Los equipos de protección no estuvieron desde el comienzo, con una afluencia de clientes creciente y excesiva en algunos momentos
- Empresas como MÁS, Maskom o Carrefour aprovechan la crisis y la carga de trabajo llega a duplicarse por no reponer bajas, con aperturas injustificadas en festivos y aplazamiento de vacaciones y días libres
- La cesta de la compra se llena más a menudo que antes y con productos menos habituales. «El consumidor se toma la compra como un vía de escape y acumula productos. Sé de gente que despilfarra y tira comida»
- Empresas de catering escolares como IRCO o El Cántaro se desplazan ahora a otros puntos para llevar las raciones y packs de comidas a las familias más desfavorecidas y en riesgo de exclusión social
La adquisición de alimentos, obviamente, fue uno de los requisitos que se han mantenido abiertos y permitidos desde el inicio de la crisis sanitaria y el Estado de Alarma, tanto para la apertura de establecimientos como para el movimiento ciudadano. Eso ha creado unas actitudes sociales paradójicas en nuestra sociedad. En primer lugar, una exposición permanente al virus, desde el inicio, de los trabajadores de tiendas, supermercados e hipermercados que no han recibido tantos aplausos como sanitarios o policías.
Una tendencia que se hace evidente en esta y otras crisis, la del aprovechamiento empresarial, también se ha dado en este sector, fortaleciendo una precariedad laboral patente en este ámbito desde hace tiempo. «El trabajo se duplica, los nervios por situaciones nuevas florecen y hay más temor a preguntar por qué hay aperturas en festivos y domingos que son injustificadas o por qué se aplazan vacaciones y días libres«, comentó una trabajadora de la cadena de distribución MÁS. «Al margen de que se aumenta la carga de trabajo por no suplir las bajas», comentó otra de Carrefour.
En segundo lugar, el consumidor también tiene parte de responsabilidad en este aumento de la precariedad. Primeramente por tener la salida a la compra como un momento de evasión y no de necesidad. En segundo lugar por habituarse a comprar productos que no eran de su consumo habitual y hacerlo con mayor frecuencia, atestando los supermercados y acumulando más cosas en casa. Y en tercer lugar, porque esto, como consecuencia de lo anterior, crea despilfarro de comida en los hogares.
La rama solidaria, como en tantas otras aristas de la crisis, también surge en las tareas de alimentación a los escolares en riesgo de exclusión social; en un tercer plano de este ámbito de la distribución alimentaria. Los alumnos que se beneficiaban en los comedores escolares de ciertos programas de protección a la Infancia, también reciben sus packs y raciones de alimentos diarios en otros puntos distintos a los colegios. Esto hace que las necesidades sigan cubiertas, que esta cadena solidaria se mantenga y que las empresas de catering escolares puedan, al menos, mantener a parte de sus trabajadores. Eso sí, con nuevos contratos con la consejería de Educación de la Junta de Andalucía, ya que los anteriores quedaron suspendidos por el cierre escolar.
MASKOM, CARREFOUR Y MUCHAS MÁS…
Las cadenas de supermercados e hipermercados son escenarios que muestran muy a las claras las entrañas de esta crisis. En primer lugar por sus trabajadores, que también son héroes, incluso notando en compañeros muy cercanos los estragos del CoronaVirus. «El problema es que, además de sentir como cualquiera cierto temor, no se afronta igual un trabajo sabiendo que hay compañeros enfermos. Y a nivel laboral, aunque no echamos más horas, el trabajo es doble porque contamos con menos personal. No reponen las bajas, y para un trabajo físico de reponer y tratar con mercancía, y atender al público, un público creciente, nervioso y con prisas; todo se complica»; comentó una trabajadora de Carrefour en Málaga.
Agradeciendo que la Policía Nacional ayude en cuestión de aglomeraciones y una compra lo más ordenada posible, «no se entiende esas situaciones de comprar comida y productos como si no hubiera un mañana y que clientes de confianza vengan una y otra vez por pequeñas compras de productos que no son habituales en sus cestas», apunta un trabajador de MASKOM.
El temor no es sólo por el contagio y afrontar duras jornadas laborales, es también por saber «cómo va a reaccionar la empresa si caes de baja y luego vuelva todo a la normalidad. O que te digan de trabajar un domingo o un festivo y preguntas por qué, cuando no estaba previsto, y temas alguna consecuencia en materia laboral si se reivindican los derechos», señalan desde la cadena MAS.
Todos estos problemas e incertidumbres también se mezclan con sentimientos de orgullo al ejercer el derecho al trabajo con valentía. «No sólo por seguir manteniendo a nuestras familias, sino por dar un servicio y aportar, dentro de nuestras posibilidades, un granito de arena más para superar esta crisis. No somos médico, ni enfermeras, pero también estamos luchando en la calle contra esta situación«, indica una trabajadora de Carrefour en nombre también de sus compañeros. Y es que las conversaciones en estos centros de trabajo también cambian, como las mentalidades y actitudes de todos nosotros por panoramas tan extraños y diferentes como este que nos ha sobrevenido. El orgullo es mutuo también desde el consumidor. Un consumidor que aplaude fuerte sin duda a este sector, pero que también debería ser más corresponsable en esta crisis.
CATERING ESCOLARES QUE TAMBIÉN SE LA JUEGAN
Algo de responsabilidad sí ha mostrado, escudándose en programas de protección a la Infancia eso sí, la consejería de Educación de la Junta de Andalucía. Cosa que no ha hecho con las escuelas infantiles, ni con el transporte escolar. Esos programas de protección han encontrado una salida para seguir ejerciendo los servicios de catering escolares a los alumnos más vulnerables, con menos recursos y que están en riesgo de exclusión. Y lo ejecuta gracias al buen hacer de empresas como El Cántaro o IRCO, y sus trabajadores. Esa mano de obra que España, sólo con esta crisis, se ha dado cuenta que es imprescindible para cimentar un país.
El Plan de Refuerzo de Alimentación Infantil de la Junta de Andalucía ha articulado con las empresas concesionarias el reparto a los colegios de los cinco packs semanales de comidas para los usuarios, formado por almuerzos y meriendas; y que se reparten dos veces en semana en distribución individual. Con su correspondiente envasado al vacío y refrigeración, la calidad de los alimentos y sus valores nutritivos están garantizados. «Tras una valoración de casos, se ha ampliado el abanico de beneficiarios, y ya también alberga a algunos que tenían el comedor 100% bonificado y les compensa, en alguna medida, los despidos y ERTEs que han sufrido sus padres. Si se extiende esta situación igual amplían a la totalidad de los que tienen gratis este servicio», comentó Isabel Arjona. Esta trabajadora de El Cántaro es la responsable de que el reparto se haga en el centro educativo con las medidas de higiene, protección y seguridad que se han decretado, y que además ya son inherentes a esta industria.
Las familias son citadas a una hora, dos días en semana y, guardando las distancias de seguridad, se distribuye de forma ágil y rápida para minimizar el tiempo fuera de casa. El Cántaro atiende a 1.200 familias en estos momentos.
La empresa IRCO también está realizando esta acción, ampliando igualmente el espectro de usuarios, según el nuevo contrato conveniado con la Junta de Andalucía; ya que el anterior de catering escolar ha quedado suspendido. En función del estudio de casos que hayan realizando los técnicos y estando bonificados al 100%; se están aumentando beneficiarios de estos repartos durante la crisis del CoronaVirus, y añaden el desayuno además del almuerzo y la merienda.
IRCO también distribuye en colegios, pero igualmente se está coordinando con la Diputación Provincial y ayuntamientos, sobre todo en ciudades grandes; y unificar la entrega de los alimentos en sitios mejor acondicionados para una entrega más eficaz, y que no permita la apertura de muchos centros al mismo tiempo durante varios días a la semana. En estos puntos de recogida, el personal de IRCO y de otras empresas trabaja conjuntamente con Protección Civil para el reparto. En localidades más pequeñas, la entrega se realiza en un punto concreto y los efectivos de Protección Civil los llevan a los domicilios.
Aunque el parón económico y los ERTEs también se han dejado notar en estas empresas, esta adaptación también ha sido importante para seguir prestando servicio a la Administración y atender a esos usuarios más vulnerables. «De hecho, una firma como IRCO atendía en Andalucía a unos 20.000 comensales diarios -con packs de desayunos, almuerzos y meriendas- , mientras que ahora se han reducido a 4.000, de las que 725 se distribuyen en Málaga»; comentó Antonio Rodríguez, responsable de Expansión de la firma IRCO.
IRCO ha logrado mantener al personal que se encarga de estos encargos de comedores escolares, ahora reducidos a repartos escolares para alumnos más vulnerables; mientras que el personal de su estructura empresarial, al tener una menor carga de trabajo, se ha visto sometido a un ERTE. En Málaga, por ejemplo, de una treintena de efectivos, se han quedado apenas unos 12 aproximadamente. IRCO también trabaja en la Comunidad Valenciana y en Madrid. En la zona levantina, el gobierno regional ha preferido cambiar esta dinámica de refuerzo alimentario con cheques para canjear en supermercados.
Un campo, el de la alimentación, que también destapa muchas actitudes inusitadas con esta crisis, que nos debe hacer reflexionar por aquellos que mueren de Hambre y pasan dificultades con CoronaVirus y sin CoronaVirus; y que cuenta con profesionales valientes y de excepción para salir indemne y seguir atendiendo necesidades.