Comencé mi libro MEDITACIÓN. ¿Por qué, cómo y para qué? con siete citas destacadas para la reflexión, en la primera página. La segunda de ellas dice así: «K. H. le dice a Hume en la carta número 22 de Las cartas de los Mahatmas de M. y K. H. a A. P. Sinnett: «Nosotros solo reconocemos una ley en el Universo: la ley de la armonía, del EQUILIBRIO perfecto»».
Obviamente la actividad de los seres humanos ha producido una desarmonía, un DESEQUILIBRIO.
El planeta Tierra, parte del Universo, ser vivo con inteligencia propia, ha percibido el daño provocado sin miramientos, en sus mares, ríos, montañas, selvas, animales, etc., por su especie más evolucionada, ante lo cual ha de recobrar su «armonía y EQUILIBRIO PERFECTO».
El bien y el mal son conceptos humanos, en el cosmos no existen como tales, no hay castigo, simplemente se arregla lo desarreglado.
Solo los humanos son afectados por este virus: ¿No os hace esto reflexionar?
La humanidad, en general, se encuentra muy alejada de lo divino y, esto, ha de corregirse si queremos resolver esta crisis lo más rápido posible. Considero que la causa es espiritual o, mejor dicho, la falta de espiritualidad, y, por tanto, la cura consiste en, además del cumplimiento de las medidas del gobierno, el despertar de la consciencia, tanto individual como colectiva.
En nosotros está la solución del problema. No nos limitemos a criticar a los poderes públicos, sino que colaboremos cada uno desde su casa para su despertar de la consciencia, entregados como estamos a la adoración del vellocino de oro. Hemos llegado al fondo del pozo y, ahora, vamos a recuperar nuestra identidad real, con discernimiento, poniendo cada cosa en su lugar. Somos seres espirituales teniendo una experiencia humana. Recuperemos este conocimiento y veremos que el universo se pone a nuestros pies.
¿Cómo despertar nuestra consciencia? Para empezar, reflexionaremos sobre ello, contactaremos con personas que ya hayan despertado, leeremos textos sagrados que traten sobre Sabiduría Eterna, que nunca son excluyentes sino lo contrario, pues parten de la unidad de la familia humana, aprenderemos y practicaremos la meditación, trataremos al planeta Tierra y todo lo que lo integra (incluido nosotros, los humanos) con respeto y amor, etc.
Para que imaginéis lo alejados que estamos de nuestro centro, pondré el ejemplo de, en sentido estricto, el interés de lo material desde un punto de vista espiritual: únicamente sirve para mantener un cuerpo físico apto para cumplir el cometido que cada uno de nosotros tiene en cada encarnación. Y nosotros nos hemos entregado totalmente a la materia como si no hubiera más que materia. En nuestra ignorancia hemos confundido lo accesorio con lo principal. Pongamos cada cosa en su sitio y esta crisis se resolverá antes, porque, al igual que ocurre con muchas terapias, la mera consciencia de la causa del problema ya resuelve el problema, si no al cien por cien, sí en gran medida.