Nadie parecía haber oído acerca de las sillas a contramarcha hace unos diez años, pero desde entonces hasta ahora, si bien las autoridades competentes no han insistido mucho sobre ello, sí ha habido un grupo de padres y madres con conocimiento tratando de concienciar sobre su idoneidad.
Y es que los datos en nuestro país no solo distan mucho de los de Suecia, por ejemplo, donde se calcula que el 85% de los niños menores de cuatro años viajan en este tipo de sillas. Es que además aquellos padres y madres concienciados tienen que seguir respondiendo a los mitos sobre las sillas a contramarcha.
Se suelen argumentan razones como la incomodidad para los niños, que no tienen dónde poner los pies, el aburrimiento que les genera no poder ver mucho más allá del asiento trasero, el espacio que ocupan o el hecho de que se mareen. Pero no parecen argumentos de peso.
A contramarcha hasta los cuatro años
Fue en 2017 cuando un movimiento de padres y madres lanzó la campaña #Dalelavuelta, en cuyo marco publicaron el vídeo «Piensa» para invitar a padres y madres a informarse y pensar en la mejor manera de proteger a los más pequeños.
Debemos partir del hecho de que el tamaño de la cabeza de un bebé en relación al resto del cuerpo es del 25%, lo que contrasta con el 6% que suele ocupar, de media, a los 25 años. Su musculatura cervical está en fase de desarrollo, de manera que si en un impacto a 50 km/h un adulto puede sufrir un latigazo cervical, un niño se expone a lesiones medulares graves e irreversibles.
Y es que en una colisión frontal se ejercen fuerzas de gran magnitud en la zona de los hombros, el cuello y la cabeza del niño. En cambio, colocado en el sentido contrario a la marcha la fuerza se reparte sobre más zonas del cuerpo, y habrá menos presión sobre cuello, cabeza y órganos internos. Se reduce así el riesgo de muerte y lesión grave en caso de accidente.
Plataformas como la web acontramarcha.com fundada por una madre que conoció las sillas a contramarcha en 2007, insisten en que la inmensa mayoría de las lesiones son evitables colocando al niño a contramarcha, como mínimo hasta los cuatro años.
De hecho, la propia DGT reconoce que viajar en sentido contrario a la marcha reduce en uno 80% el riesgo de lesiones graves, y alude a los Informes Europeos sobre la Seguridad de los Sistemas de Retención Infantil para recordar que un porcentaje alto de sillitas no son seguras.
Lo que dice la legislación
El Reglamento General de Circulación remite a a las instrucciones del fabricante para asegurarse de que las sillas están homologadas y adaptadas al peso y edad del niño y niña, y los fabricantes de sillas para el coche deben acogerse al reglamento correspondiente.
En la actualidad conviven dos, y lo harán hasta 2021. El más antiguo es el ECE-R44, que recoge cuatro grupos y solo establece la colocación en sentido de la marcha hasta los 13 kilos (sillas del grupo 0 y el 0+). A partir de los 9 kilos (grupo 1), se pueden instalar en ambas posiciones.
El reglamento más reciente es el R129, el llamado iSize, que ya decimos que será el único en 2021 y en adelante, divide a los sillas según la altura del niño, pudiendo cubrir desde el nacimiento hasta los 105 cm. Será obligatorio que el niño viaje a contramarcha hasta que tenga 15 meses y mide más de 71 cm, de manera que a partir de entonces la decisión la tomarán los padres. El mercado ofrece, por ejemplo, sillas que se pueden colocar a contramarcha y darse la vuelta para ponerse también en el sentido de la marcha.
Ni el reglamento ECE-R44 ni el R129, por lo tanto, obligan a llevar al niño en el sentido contrario a la marcha hasta los cuatro años, sino que son estudios científicos como el de la Universidad de Virginia en 2007, además de las plataformas de padres y madres concienciados, los que insisten en proceder de este modo.
¿Son la solución definitiva?
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recuerda que, desde un punto de vista teórico, una silla a contramarcha sí va a proteger mejor en caso de choque frontal, pero también que este tipo de colisiones son solo una parte de los accidentes. En lo que insiste más es en la idea de que nunca protegerá bien una una silla mal instalada, y sus estudios de laboratorio han constatado que algunas de ellas no son fáciles de colocar correctamente.
Su consejo, por lo tanto, es que el niño vaya en una silla a contramarcha del grupo 0+ o iSize tanto tiempo como sea posible, sin prisa por cambiar a otra más grande, y que a partir de ahí la prioridad debe ser escoger una silla segura. Para este fin, sitios especializados como Sillas Contramarcha 10 son ideales para tomar la decisión de compra dado que publican reviews, opiniones y comparativas de las mejores sillas en contra de la marcha del mercado.
La OCU asegura además que es falso que las sillas en sentido de la marcha para niños de 9 a 18 kg sean peligrosas (una cosa es que se recomiende más el sentido contrario a la marcha y otra que ese tipo de sillas resulte peligroso).
Es más, la mayoría de niños de entre 1 y 4 años en España viaja a favor de la marcha, según la organización, y las cifras de fallecidos dentro del vehículo fue de cinco niños entre 0 y 1 año y cuatro entre 2 y 5 años, según datos de la DGT correspondientes a 2015. En cuanto a heridos hospitalizados, fueron siete entre 0 y 1 años y 28 entre 2 y 5 años, datos que contrastan con las 1500 personas fallecidas y 9000 heridas de todas las edades.
De los datos anteriores OCU extrae una conclusión: las buenas sillas de coche para niños, aunque se instalen a favor de la marcha antes de los cuatro años (siempre siguiendo la normativa), han evitado muchas lesiones graves y muertes.
Desmontando los mitos
En cuanto a los mitos o prejuicios que disuaden a muchos padres de usar las sillas a contramarcha, uno de los más extendidos es que hay poco hueco para poner las piernas, luego el niño está incómodo. Sin embargo, si la elegida es la adecuada para su peso y altura, el espacio para que pueda colocar las piernas será suficiente.
Que en esa posición no se pueda observar al niño mientras se viaje es algo que se puede solucionar con un espejo adicional en el reposacabezas del asiento trasero donde se coloque la silla, y permitiría observarlo. En cuanto a que se aburra porque no ve nada, lo cierto es que colocado en el sentido de la marcha no ve mucho más.
El problema tampoco parece estar en que se maree, porque aunque es cierto que un niño puede marearse en el coche, esta será una cuestión ajena a la posición que tenga. Es más, si no se ha mareado en los primeros meses, cuando sí se debe llevar a contramarcha, no tiene por qué hacerlo ahora. La decisión de colocarlo hacia delante fue de los padres.
Con todo, de lo que se trata es de estar seguros de que el niño viaja en las condiciones de mayor seguridad. Según los expertos, el mejor sitio para la silla es en el asiento trasero y bien sujeta con isofix, a ser posible detrás del conductor y procurando que las los cinturones se adapten a su cuerpo.
Nunca dejes la silla sin sujetar, aunque se trate de un trayecto corto y en un espacio urbano, y procura no llevar objetos de un volumen considerable sueltos junto a él, porque en caso de colisión podrían hacerle daño.