¿Cuántas veces te encuentras en la situación de llamar a amigos, parientes y a quien tenga más cercano para preguntarles qué debes hacer?
Si te has encontrado en esta situación más de una vez, este es definitivamente el artículo para ti.
En situaciones de indecisión, pedir consejo a personas cercanas, en quienes tendemos a confiar, puede brindar temporalmente una sensación de seguridad. A largo plazo, el hecho de que otras personas hayan tomado tus decisiones de vida no te hará sentir feliz, especialmente en los casos en que termines lamentando estas elecciones.
Por otro lado, si lo piensas, no sería tan sorprendente lamentar una decisión que, en realidad, no eligiste. Esa elección fue definitivamente la mejor para tu amigo, pero tal vez no fue la mejor para ti.
Aquí, hoy intentaré darte 3 sugerencias para aumentar tu capacidad de tomar decisiones.
1. Eres absolutamente capaz de tomar decisiones por tu cuenta
La primera noticia es que eres absolutamente capaz de tomar decisiones por tu cuenta. Sin embargo, es poco probable que te des cuenta de esto si continúas pidiendo opiniones a otros.
Mientras más pidas ayuda, más te sentirás incapaz de hacerlo solo. Además, ¿quién mejor que tú sabe lo que realmente necesitas? Si continúa pidiendo ayuda a otros, te desconectas de tus necesidades.
Entonces, ¿qué hacer en la práctica? Deja de pedir sugerencias a otros, deja de hacer encuestas interminables entre amigos y en su lugar toma una dirección hacia ti, TU dirección.
Nadie mejor que tú puede saber a dónde quieres ir y por qué quieres ir allí.
2. En casos de extrema indecisión recurrir al juego de la moneda.
Siempre puede ocurrir que nos encontremos en situaciones en las que no podemos contactar con nuestras necesidades y, por lo tanto, tomar una decisión parece casi imposible. En esos casos, sugiero que recurras al juego histórico de la moneda.
¿Sabes cómo funciona esto? Cuando te enfrentas a una duda, te pones delante de dos opciones: o eliges por ti mismo, o dejas que la moneda decida (cara a la derecha, cruz a la izquierda). OK?
Así que el problema en este caso es entre decidir tú o decidir la moneda. Si optas por la moneda, haz una clásica cara o cruz; de lo contrario, sigue tu camino con tu decisión. ¿Será justo? Genial, has aprendido algo. ¿Va a estar mal? Genial, has aprendido algo.
En resumen, para aprender a decidir por ti mismo, simplemente tienes que empezar a hacerlo. No hay otro camino.
3. Sé consciente de las decisiones que ya tomas
Lo que quizás no sepas es que en realidad, sin darte cuenta, tomas muchas decisiones todos los días de forma automática. Elige qué comer, cómo vestirte, si vestirte, si ponerte los calcetines ,si ir andando o en coche… Tal vez pequeñas decisiones, pero las haces. Y si eres capaz de tomar pequeñas decisiones, también puedes tomar grandes decisiones.
A partir de hoy lo que te aconsejo es que prestes más atención a todas esas cosas que ya decides. ¡Celebra el hecho de que ya tomas decisiones!
En resumen, querido amig@, ten siempre presente que cuanto más amas tus decisiones, menos necesitarás involucrar a los demás. ¡Pero para amarlas primero tienes que cogerlas!
Si necesitas ayuda al respecto o ampliar información no dudes en contactar conmigo.
Carlos Casaleiz