Esta mañana, una treintena de activistas de Greenpeace han escalado las torres de iluminación del parking de IFEMA en Madrid, donde se apuran las últimas horas de negociación en la Cumbre del Clima, para desplegar nueve pancartas de 20 m2 con dos mensajes: “El clima no es un negocio” y “Our politics are polluted”
Nuestro objetivo con esta acción es denunciar la presión que intentan ejercer las empresas del sector de las energías sucias como el carbón y el petróleo dentro de la COP. Estas injerencias suponen una influencia muy negativa, ya que están bloqueando cualquier avance necesario en las negociaciones para tratar de frenar la emergencia climática.
En Greenpeace llevamos dos semanas siguiendo las conversaciones entre las partes y no vemos avances que nos animen a ser optimistas. Pero no perdemos la esperanza y confiamos en que alcancen un acuerdo que les permita llegar a la próxima COP, que se celebrará en Glasgow el año que viene, con un compromiso real de salvar el clima.
Hasta el momento, los líderes políticos no están aprovechando la oportunidad de superar el creciente escepticismo mundial en torno a su capacidad para poner fin a la emergencia climática y de escuchar a las millones de personas que han salido a la calle para pedir medidas reales y urgentes contra esta crisis. Es hora de que los líderes conviertan los compromisos en acciones reales:
- Mejorar urgentemente los objetivos de acción climática y esbozar una hoja de ruta para presentar planes más ambiciosos (NDC) en 2020.
- Asegurar que los costos de la transición energética no se trasladen a la población y que las comunidades vulnerables reciban apoyo para reaccionar ante los impactos climáticos.
- Evitar favorecer a los traficantes de emisiones, que harían inútil el Acuerdo de París.
- Escuchar a la ciencia y a la gente, no a las poderosas industrias extractivas y a las causantes del cambio climático que bloquean el avance en la lucha climática.
Recordamos además que el próximo Gobierno de España deberá poner entre sus prioridades la lucha contra el cambio climático, en coherencia con las posiciones que ha defendido durante la COP para que se aumente la ambición. La primera medida debería ser la aprobación de una ley de cambio climático y transición energética, y la presentación del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, con objetivos acordes con la ciencia del clima para que España reduzca sus emisiones al menos un 55% en 2030 respecto a 1990 y que estas se reduzcan a cero neto en 2040.