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domingo, noviembre 17, 2024

El Brexit reanima el independentismo en Escocia

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Escocia es más europea que británica. Esa parece ser la fórmula que explica el resurgimiento de los ánimos independentistas en el país que tan sólo cinco años atrás votó por continuar formando parte del Reino Unido.  El Brexit ha reavivado el movimiento independentista y la posibilidad de un segundo referéndum sobre el futuro de una unión de más de tres siglos. “Cada vez somos más los que queremos romper con Westminster; la UE es más importante para nosotros”, afirma Dawn (prefiere no dar su apellido), residente de 52 años de Stirling, un municipio de 34.000 habitantes a menos de una hora en tren de Edimburgo.

En esta localidad, lugar de celebradas victorias contra los ingleses en el siglo XIII, no son especialmente independentistas, a juzgar por los resultados de la votación de 2014. Un 59% rechazó la ruptura con el Reino Unido, por encima de la media escocesa (55%). Dawn, que en el pasado ha votado a laboristas, verdes e incluso conservadores y ahora apoya al Partido Nacionalista Escocés (SNP, en inglés), confiesa que tuvo dudas antes de votar sí en aquella ocasión, pero que no lo pensaría dos veces en el caso de un segundo referéndum de independencia. “Ahora lo tengo más claro”, afirma.

La clave está especialmente en el Brexit. En el referéndum de 2016 sobre la permanencia en la UE, Escocia votó claramente a favor de seguir en la UE con un 62% de apoyos (aún mayor, de un 68%, en Stirling). El SNP ha sabido canalizar parte de este descontento en los últimos años. Según una estimación reciente de YouGov, la formación liderada por Nicola Sturgeon crecerá en número de diputados en las elecciones del día 12, desde los 35 actuales (es ya la tercera fuerza en Westminster) a 43 sobre una representación total de Escocia de 59 escaños, cifra que puede ser determinante en caso de que no haya mayorías claras.

Deidre Brock, candidata del SNP por una de las circunscripciones de la capital escocesa, asegura que votantes que no eran independentistas empezaron a serlo a partir del referéndum del Brexit. “Muchos ven el caos en que se ha convertido Westminster y ahora están pensando que quizás respaldarían acabar con la unión”, explica Brock, australiana de nacimiento que llegó a Escocia hace 23 años para visitar a su hermana y acabó quedándose tras casarse con su actual marido. “Nuestro objetivo es parar el Brexit, que Boris Johnson no pueda formar Gobierno y se convoque otra votación sobre la salida de la UE en la que se contemple la posibilidad de dar marcha atrás completamente”, resume.

El discurso radical de Boris Johnson en favor de un Brexit con o sin acuerdo, y la perspectiva de que tras el divorcio el Reino Unido mantenga una relación muy distanciada con la UE como con cualquier otro socio comercial, ha incrementado el malestar en Escocia. “El primer ministro es el mejor sargento de reclutamiento que el SNP podría tener para ganar apoyos a la independencia desde Margaret Thatcher”, opina el historiador Tom Devine, profesor honorario de la Universidad de Edimburgo y autor de varios reconocidos libros por estas tierras, como The Scottish Nation: 1700-2007. “El nacionalismo se ha extendido entre los escoceses porque crece la sensación de que tienen que dejar la UE contra su voluntad”, explica. Y, en ese contexto, los flirteos del primer ministro con el nacionalismo inglés más radical para atraer a votantes del Partido del Brexit han alejado aún más a muchos escoceses de Londres.

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