Por Silvia Swinden
Es esa época del año y los líderes de 7 países industrializados se reúnen para abordar la situación mundial.
Qué oportunidad para hacer frente a la desigualdad, la crisis climática, las guerras comerciales, la discriminación de género, el racismo, la crisis de los refugiados, regular las multinacionales, los paraísos fiscales y los bancos, detener la especulación desenfrenada, promover el acceso a la sanidad, la educación, la vivienda y los servicios. (Suspiro)
Pero nada de eso sucederá, la reunión se trata de reforzar el sistema que acumula más y más riqueza para los que están en la cima. Habrá declaraciones y promesas benignas sobre los problemas más acuciantes, pero nada cambiará.
Frente a esta crueldad es importante tratar de entender qué es lo que impide a algunas personas acceder a su capacidad de solidaridad y compasión. Podemos llamarlos psicópatas, no como un diagnóstico sino como un insulto, pero eso no nos ayudará a entender o, en última instancia, a cambiar el estado actual de las cosas.
Vivimos en los tiempos del «Mito del Dinero», en los que la mayoría de la población ha sido completamente condicionada a creer que el dinero puede ser la única recompensa por el trabajo, la única medida del valor de una persona, el único indicador de cómo le está yendo al país, la única cosa que puede construir la autoestima y hacernos fuertes para competir con otros por más dinero.
Y cuanto más arraigado esté este sistema de creencias en una persona, más despiadadamente se aplicarán a mantenerlo. Es una forma de estar en una especie de fascinación hipnótica, yendo como sonámbulo a través de la vida aparentemente despierto pero asumido por esta ilusión masiva que se disfraza de opinión, filosofía, compromiso, plan de acción y sentido de la vida.
El dinero habla y habla inglés
Con acento de Wall Street
Tirano gigante vacío de sentido
Marioneta como un dios con barro por pies.
No sólo los de arriba sufren esta ilusión. El problema es precisamente que la mayoría de la población responde el mismo mito, por lo que es probable que elijan a políticos que les prometen riqueza, pegándose un tiro en el propio pie por no darse cuenta de que les están mintiendo. Hemos visto una y otra vez cómo los gobiernos de austeridad más draconianos eran puestos en el poder por los más pobres de la población. Los llamaríamos la derecha populista, pero sin el Mito del Dinero la gente podría buscar otras alternativas.
Despertares
No todo el mundo queda hipnotizado y esto es lo bueno de los humanos, no importa cuán monolítico y omnipresente sea un sistema de creencias, siempre hay personas que se preguntan sobre las alternativas. Porque la Intencionalidad construye una comprensión del mundo a partir de muchas fuentes de información, muchas experiencias. Y estos disidentes de la corriente dominante (a menudo considerados chiflados o inadaptados, sin duda personas que no encajan) se convierten en el núcleo de nuevas propuestas alternativas, como vemos hoy en día en aquellos que rechazan tanto el neoliberalismo como el creciente fascismo, promoviendo en cambio la compasión y la solidaridad no sólo en las relaciones interpersonales sino como un sistema en sí mismo.
¿Cómo podría ser un sistema de este tipo? En lugar de que el dinero sea la única recompensa por el trabajo, una Renta Básica Universal podría atender todas las necesidades de la población para que ésta pueda elegir qué hacer libremente y con gusto. En lugar de la única medida del valor de una persona, la gente sería apreciada por su creatividad, trabajo conjunto, contribución a proyectos comunes, investigación de las grandes incógnitas de la existencia humana para las que no hay tiempo ahora, ocupados como estamos pagando la hipoteca. En lugar del único indicador de cómo le va al país, ya hay quienes proponen sustituir el PIB por una medida del bienestar de la población. En lugar de la única cosa que puede aumentar la autoestima, es bien sabido que ésta es más fuerte cuando la gente se siente bien integrada y cuidada por su comunidad y cuando la comunicación pone de relieve las virtudes de los individuos en lugar de ser en su mayoría crítica. Además, en un mundo en el que la competencia es sustituida por la cooperación, no es necesario demostrar quién puede ganar más diner. ¡Y que vengan las máquinas para hacer el trabajo pesado y sin sentido!
Pero liberarse de una creencia tan fuerte y casi universal en el dinero puede no ser tan fácil para todos. Como dice George Monbiot en su presentación de TED, la historia, la narrativa (el Mito) tiene que ser reemplazada por una nueva. Entonces, ¿en qué podemos creer que será el punto de partida para un nuevo estado de cosas que responda a las necesidades reales de la humanidad?
Este es el tiempo de la Revolución de la Conciencia, cuando la gente está aprendiendo a descubrir los asombrosos tesoros escondidos que habitan en los espacios profundos de sus propias mentes. A través de varias formas de meditación, a través de diferentes prácticas, a través de tomar conciencia de que tratar a los demás como nos gustaría ser tratados nos da unidad interna y un sentido de crecimiento, a través de la creación de nuevas formas de construir el Bien Común, a través de la participación en la gran inspiración de los movimientos sociales jóvenes, a través del rechazo de respuestas mecánicas y la elección de respuestas intencionales que abren el futuro, la nueva historia, la nueva narrativa está cobrando vida. Es el gran despertar del ser humano, consciente de sus experiencias y de los efectos de esas experiencias en todo su ser.
Un nuevo humanismo está naciendo del poder de la transformación simultánea de los individuos y la sociedad, en el centro de la metodología de la No-Violencia Activa.
Es fácil distraerse con las payasadas de los políticos «psicópatas», después de todo crean enormes cortinas de humo con extrañas declaraciones y acciones que mantienen a los medios corporativos bien alimentados con inquietantes «noticias», para que la gente no pueda vislumbrar lo que realmente está sucediendo.
Pero aquellos que aceptan con entusiasmo y alegría el compromiso de despertar en compañía de otros que hacen lo mismo, ya no serán desviados del camino hacia un mundo nuevo y humanizado.