Por Robert Hunziker
Groenlandia es uno de los mayores blancos del calentamiento global, en parte, porque es muy grande para pasarlo por alto; y en efecto, solo un clima como el reciente, loco y vacilante, de temperaturas desmesuradamente calientes, pudo golpear al ojo de buey de Groenlandia. Sin duda, un derretimiento infernal.
En los días más calurosos, el derretimiento podría llenar 3 millones de piscinas olímpicas de extremo a extremo. Desde California hasta Maine. Ida y vuelta, 17 veces. ¡Eureka! En tan solo un día. ¡Es inaudito!
¿Qué está ocurriendo?
La respuesta fácil: Groenlandia se está derritiendo porque el calentamiento global está actuando, y de más. Parte del derretimiento fue por un iceberg de 4 millas de ancho que se desprendió del glaciar Helheim el 11 de julio. Esto es equivalente a un pequeño pueblo flotante derritiéndose a lo largo de la costa sureste de Groenlandia.
En este aspecto, de acuerdo con la Unión de Científicos Preocupados: “Climate Hot Map, Glacier, Helheim: El glaciar estuvo estable desde 1950 hasta el 2000.” Desde entonces, el rápido aumento de temperaturas hizo que se soltara de sus amarras estables, perdiendo cinco millas de hielo en los primeros cinco años del siglo XXI. ¡Vaya! Es mucho para 50 años de estabilidad.
De hecho, los glaciares de Groelandia, en total, han duplicado su índice de retroceso este siglo (que es mayor a cualquier dato histórico). No solo es siniestro, es un indicio del enorme poder detrás del antropogénico turbocargado cambio climático. Cada vez ocurre con mayor velocidad.
Aun así, no es inusual que partes de Groenlandia se derritan cada verano cuando el planeta inclina su lado norte en dirección al sol. Entonces, año tras año con regularidad, aproximadamente el 10% de la capa de hielo alcanza el punto de fusión. Sin embargo, este año, la primera gran ola de calor de junio azotó el 45% de la capa de hielo en puntos de fusión, ya que la temperatura de aire oscilaba entre 10°C a 15°C arriba de lo normal, lo que equivale a un clima de playa para Groenlandia.
No solo eso, tristemente una segunda ola de calor en curso ahora confirma que el 10% de los puntos de fusión son una reliquia del pasado.
Según Xavier Fettweis, investigador del clima (Universidad de Lieja) afirma: “El volumen y la intensidad que acontecen hoy en día…van a la par de lo que predicen modelos acerca de lo que ocurrirá casi todos los veranos a partir del 2050. Así que veranos, de record Guinness como este, dejaran de ser relevantes. Ya estamos en ese punto.” (Fuente: Alejandra Borunda, Una ola de calor está convirtiendo la nieve de Groenlandia en granizo. Estas son malas noticias, National Geographic, 01 de agosto de 2019).
Además, el profesor Fettweis dice: “Este no es solo un verano caluroso entre otros muchos interesantes. Este tipo de anomalía se ha repetido este año, y de manera similar sucedió en 2016, 2012, 2011, 2009, 2008, y así sucesivamente.”
Es otro inquietante ejemplo del calentamiento global décadas delante de la ciencia. Como van las cosas, el impacto del cambio climático sobre el gran cubo de hielo es un azote furioso y fuerte que prueba que la ciencia no puede mantenerse al día con la rapidez con la que avanza el calentamiento global. Es demasiado para que los científicos calculen, vuelvan a calcular y reflexionen. Hmm.
Por supuesto, hay un mayor problema que acecha detrás de escena, significando un derretimiento aún más grande más al norte del Artico que, a su vez, impacta de forma directa y desfigura chorros de gases a un de nivel de 30,000 a 50,000 pies sobre la tierra, anulando la diferenciación de temperatura normalizada entre el polo norte y los trópicos. Mientras, se desencadena un alocado chorro de gases que va a ninguna parte, pero que altera y deforma el clima normal, lo que resulta en pausas y puestas en marcha. Por ejemplo, el reciente calor en Europa y las masivas inundaciones en el Medio Oeste de Estados Unidos tipo record, experimentaron un clima que se puso en marcha y no paró. Es la venganza de la naturaleza.
Mientras tanto, la rapidez del derretimiento en Groenlandia expone la poderosa transcendencia de la interconectividad de ecosistemas como el mayor riesgo existencial para los niveles de vida normalizados. No hay mayor amenaza para los regulares y retrogradas niveles de vida que el calentamiento global, y se está produciendo más rápido de lo que los científicos pueden predecir. ¡Necesitan calculadoras más grandes!
En algún momento, y honestamente, no puede llegar a tiempo un debate político entre los principales países del mundo donde se verán forzados a discutir las fortificaciones de los malecones de las ciudades costeras. Sin embargo, es más probable que las altas mareas inunden repetidamente a Nueva York; y Miami opacara a todos y cada uno de los debates serios e importantes. Entonces, la lucha comenzará, pero será demasiado tarde.
Mientras tanto, cientos de miles, y tal vez millones de ecomigrantes se arrastrarán hasta la orilla, en busca de suelo y sustento más elevados. Después de todo, la eco-migración sigue al cambio climático como un reloj. Es lo que está sucediendo ahora.
Un día como hoy en Centroamérica: “Devastados por las sequías, agricultores rurales en Honduras y Guatemala viven al borde del hambre.”(Fuente: Georgina Gustin, Elección de Centroamérica: Rueguen por lluvia o migren, Inside Climate News, 09 de julio del 2019)
“Rueguen por lluvia o migren” es el nuevo orden del mundo actual, pero solo es el comienzo.