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jueves, noviembre 21, 2024

De aquellos polvos y estos lodos

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Desde la semana pasada se inició formalmente el Verano en la mágica Noche de San Juan. Desde entonces, la ciudad ya se va preparando, de forma inadvertida para la mayoría de los ciudadanos, anticipándose a los cívicos fastos y excesos nefastos de la Feria de Málaga. De la larga noche quedaron innumerables memes y twiteos sobre el lamentable estado de las playas. Precisamente en tiempos en donde más se cuestiona la plastificación del mundo. Una más de las confusiones que vivimos: entre lo que queremos y somos, la propaganda y el conocimiento o la opinión y la realidad. Entre tanto, los 343 distribuidores y mayoristas de bebidas de Málaga-capital, según nos cuenta el diario “El Economista”, siguen preparando stock suficiente ante la demanda que se avecina.

ESTADÍSTICAS

Mientras, en las grises estadísticas de 2018, aparece un dato escalofriante: 117 ingresos y altas hospitalarias por delirio alcohólico, brotes psicóticos relacionados y, lo más escalofriante, por síndrome de deprivación alcohólica: el más conocido como “delirium tremens”. Esto significa que el número se ha duplicado en los últimos seis años y, además, está ocurriendo en edades cada vez más tempranas. Dicho así, parece El Informe Mundial de Situación sobre Alcohol y Salud 2018 publicado por la OMS nos informa que, en 2016, tres millones de personas perdieron la vida por consumo de alcohol siendo, de lejos, la droga -legal o ilegal- que causa mayor número de muertes en el mundo.

Domingo Comas, en un demoledor monográfico sobre el “Plan Nacional Sobre Drogas” (https://www.aesed.com/upload/files/vol-41/n-2/v41n2_dcomas.pdf  acierta al resaltar la incoherencia que existe entre los objetivos de la política de prevención y su implementación. Además sitúa el nacimiento de tal despropósito en el Debate del Estado de la Nación de 1984.

PLANES DE PREVENCIÓN.

Efectivamente, fue entonces, cuándo el Parlamento solicitó al Gobierno un plan de prevención y reinserción y, tras más de un año, lo que se entregó fue un plan puramente asistencial y otro netamente represivo, sin ninguna alusión en cuanto a prioridades, orden y coordinación. Que los Ministerios de Sanidad e Interior fuesen los encargados de su elaboración, mientras que el ministerio de Educación se mantuvo -y se mantiene- prácticamente al margen, es la cuestión fundamental pues, a partir de ahí, la asistencia y represión se han llevado casi la totalidad de los recursos. Aún así, nuestros representantes no dejan de hacer hincapié en la importancia de la prevención…

No. No hay un verdadero plan de prevención nacional, coordinado, multidisciplinar y transversal. A lo sumo un puñado de batallas en frentes diversos y con metodologías también dispares. Batallas heroicas a veces, guerra de “guerrillas” casi siempre, llevada a cabo por asociaciones, fundaciones, con la colaboración ocasional de ayuntamientos y otras instituciones.

SIGLO XXI

Por otra parte, el consumo adictivo de tecnologías, juego online, pornografía o compra compulsiva, crece exponencialmente. Esto deja cualquier proyecto, estudio o plan de intervención sobre adicciones, anticuado aún antes de ser publicado. Y es en este punto donde se descubre el crecimiento de las adicciones y sus consecuencias, más que como una enfermedad, como el síntoma de una patología aún mayor y más inquietante; más social si se quiere. Quizás la constatación del garrafal error de no contar en 1984, de forma preferente, con el Ministerio de Educación en la elaboración de cualquier propuesta de actuación en materia de drogas y adicciones.

POLVOS Y LODOS

Volvemos así entonces a la educación. La educación y el conocimiento como universo donde se mueva de manera libre y cómoda la sociedad. Y ese universo educativo debe contener la comunidad educativa, si, pero también a las familias, a las administraciones y a la política.  Si me apuran, también a las empresas. Porque, al final, de lo que estamos hablando es de modelos a seguir. Se vuelve así la pregunta -y la respuesta- escandalosamente sencilla: ¿qué modelos estamos ofreciendo a nuestros jóvenes? La respuesta es urgente. Y no es asunto baladí: estamos hablando de salvar familias y vidas. Quizás haya que analizar un poco el polvo, para comprender de donde vienen estos lodos. Ya es hora.

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