Así, durante cuatro días, los participantes recorrerán los diferentes espacios del museo para reflexionar sobre cómo se podrían registrar hechos, momentos, historias, objetos o elementos del entorno, creando así un catálogo colectivo a modo de memorándum.
Las actuales exposiciones ‘Perversidad. Mujeres fatales en el arte moderno (1880-1950)’ e ‘Historia Natural. Max Ernst’, serán el punto de partida de estas reflexiones, han recordado a través de un comunicado.
En 1977, la NASA envió al espacio un disco de oro titulado ‘Sonidos de la tierra’ a modo de cápsula del tiempo, en la que se recogía diversos testimonios del modo de vida en el planeta Tierra: una selección de la que se consideró la mejor música, una galería de imágenes de la naturaleza y la sociedad humana, saludos en diferentes idiomas y sonidos terrestres.
Así, basándose en este hecho, este museo de verano pretende investigar las diferentes formas en que se puede registrar lo que sucede o lo que tenemos alrededor, siendo las manifestaciones artísticas una entre tantas otras maneras de hacerlo.
Los participantes observarán el entorno en búsqueda de rastros, imágenes, objetos, personas, historias, entre otros, y decidirán de qué manera se pueden capturar para que perduren en el tiempo. Cámaras de fotos, grabadoras, papel o los propios cuerpos les ayudarán a crear un inventario colectivo que lanzarán al mundo.