El Cineclub del 27 proyecta este miércoles ‘La Calle 42’, uno de los primeros musicales de la historia del cine. Tras exhibir esta temporada los títulos ‘Y ahora ¿qué?’, ‘Amor prohibido’ y ‘Bajo los techos de París’, el ciclo de cine del Centro del 27 de la Diputación de Málaga continúa repasando el papel de la mujer en las películas de los años 20 y 30.
Así ya lo hizo en pasadas temporadas con títulos como ‘Juana de Arco’, ‘El viento’, ‘Anna Christie’, ‘La muchacha de Londres’, ‘Tres páginas de un diario’, ‘Aelita, reina de Marte’, ‘Un viaje de ida’ y ‘Cleopatra’.
La nueva cita del Cineclub será este miércoles a partir de las 20.30 horas en el centro cultural MVA, en la calle Ollerías, con entrada libre hasta completar aforo, según han recordado desde la Diputación a través de un comunicado.
‘La calle 42’ (1933) no es el primer film musical estrictamente hablando, ya que la que se acepta comúnmente como primer film sonoro, ‘El cantor de jazz’ –vista hace unos años en el Cineclub del 27–, ya incluía varias canciones que fueron un éxito rotundo.
Sin embargo, la reunión de diferentes elementos hace que ‘La calle 42’ sea el primer ejemplo sólido de un género cuyas líneas maestras quedan definidas en esta producción.
Su director, Lloyd Bacon, había trabajado como actor en más de 40 cintas acompañando a Chaplin y a Bronco Billy Anderson, y tras ser uno de los responsables de Warner Bros, pasó a la dirección y firmó más de cien títulos de todos los géneros, pero sin duda ‘La calle 42’ es la obra por la que es más recordado. Junto a él, un joven Busby Berkeley, como asesor en las escenas musicales, sienta las bases de lo que serán las grandes coreografías corales con unos números musicales que asombran aún hoy.
La película refleja el ambiente que siguió al crack del 29 con sorprendente franqueza crítica y ofrece una descripción emocionante y desmitificadora del mundo al otro lado de las candilejas, al tiempo que cuenta dos narraciones entrelazadas: el montaje y realización de un espectáculo musical y las vidas de las personas relacionadas con el mismo y que resultan ser las figuras tópicas del género: una muchacha de pueblo que llega a Nueva York para triunfar y un productor desengañado que se plantea como levantar un espectáculo musical.
Pese a actores como Warner Baxter o Dick Powell, la presencia femenina, con Bebe Daniels, Una Merkel y Ginger Rogers, copa el protagonismo, especialmente la cándida protagonista, interpretada por Ruby Keeler, que debutó en esta cinta.
La película salvó a la productora Warner de la quiebra inminente, consagró a Ruby Keeler como una de las estrellas de la época, supuso la revelación de Busby Berkeley como genio de decorados y coreografías y confirmó el musical como un género con porvenir en aquella década que vería triunfar a Jeannette Mac Donald, Astaire & Rogers, Deanna Durbin o Judy Garland.
La cinta mereció dos nominaciones a los premios de la Academia (Mejores Película y Sonido), y por sus méritos cinematográficos y significación histórica fue incluida en 1998 para su preservación en el Registro Nacional de Filmes de EEUU.