Tras la sobreproducción de petróleo en noviembre del año pasado, que se situó por encima de los 102 millones de barriles al día (mb/d), los países de la OPEP y 10 asociados acordaron recortar la producción para estabilizar los precios, ya que el superávit de finales de 2018 provocó la caída del barril de Brent hasta los 50$, a finales de diciembre del año pasado.
El nuevo acuerdo de la OPEP+10 supone una reducción de la producción en 1,2 mb/d (una cantidad inferior al anterior acuerdo que alcanzaba los 1,8 mb/d), manteniendo la producción teórica del conjunto en 44,26 mb/d. Están exentos de estos recortes Irán y Venezuela, por las sanciones impuestas por Estados Unidos, y Libia, por su inestabilidad política. Además, Catar ya no es miembro de la OPEP desde que comenzó el presente año. Inicialmente, este acuerdo se mantendría durante seis meses, aunque está por decidirse su continuidad en una reunión prevista a finales del presente mes de junio.
Los efectos de estos recortes ya se han dejado notar, cayendo la producción por debajo de los 100 mb/d (la media de producción de 2018 se sitúa en 100,1 mb/d) y aumentando el precio del barril de Brent hasta los 75$, a finales de marzo.
A estos recortes vienen a sumarse las sanciones impuestas por EU a Irán y a Venezuela. En el caso de Irán la producción ha descendido en 1,22 mb/d con respecto a junio del año pasado. En cuanto a Venezuela, las sanciones vienen a empeorar una situación económica ya complicada de por sí, con pérdidas de producción mensuales que alcanzan los 47.000 b/d.
En cuanto a Estados Unidos, aunque los estimados de producción apuntan récords de hasta 12,3 mb/d, lo cierto es que los datos disponibles sólo alcanzan hasta marzo, mostrando un estancamiento de la producción desde el mes de noviembre, situación dentro de lo normal tal y como corresponde al invierno. La producción de marzo aumentó en unos 240.000 b/d con respecto al mes anterior, llegando a los 11,9 mb/d, 200.000 b/d por debajo de los estimados, y por debajo también de la producción de noviembre y diciembre.
Por regiones, destaca el estancamiento de la producción de Texas, ya que no se había contenido tanto desde principios de 2017, cuando comenzó a remontar, de modo que el aumento de marzo se debe casi exclusivamente a la producción en las aguas del Golfo de México.
Ante este escenario que, a modo de resumen, se ha expuesto hasta aquí, cabría preguntarse si, durante el presente año, ¿es posible satisfacer la siempre creciente demanda mundial de petróleo pese a las sanciones y los recortes?
Para el presente año, la Agencia Internacional de la Energía sitúa la demanda mundial de petróleo en 100,4 mb/d (1,3 mb/d superior a la del año pasado), con un máximo de la demanda en el tercer trimestre, que inicialmente situaba en 101,4 mb/d pero que ya rebaja a 101,2 mb/d, según el último informe, ante los indicios de una desaceleración económica.
Evidentemente, con una producción actual inferior a los 100 mb/d no es posible satisfacer la demanda si no se toman medidas, luego se impone aumentar la producción para que no haya un desabastecimiento y el mercado se desestabilice. Asumiendo que la producción creciente de EU compensa las pérdidas de otros países, la primera opción para aumentar la producción pasa por eliminar los recortes, tal y como sucedió el año pasado. Por lo tanto, ¿serían capaces los países de la OPEP+ de satisfacer la demanda por sí solos pese a las sanciones a otros países productores?
Un análisis pormenorizado de las capacidades de cada país permite diferenciar tres grupos, como ya se estableció el año pasado: los que pueden aumentar la producción sin restricciones, los que tienen limitaciones en la producción, y los que están en claro declive (sólo México y Angola para el caso de los recortes de la OPEP+).
Los países que pueden aumentar su producción, en principio, de forma ilimitada, son seis (Arabia Saudí, Rusia, EAU, Irak, Congo y Kazajistán), y considerando los máximos del año pasado podrían aportar una cantidad de 2,12 mb/d, elevando la producción mundial hasta los 101,45 mb/d. El resto de países podría aportar una cifra máxima de 350.000 b/d, cifra que posiblemente no se alcanzaría debido a las dificultades que tienen para aumentar la producción (muchos de estos países ya alcanzaron su pico y se encuentran en lento declive).
Sin embargo, es llamativa la situación de uno de los mayores productores del mundo, Arabia Saudí, que se encuentra produciendo 500.000 b/d por debajo de lo acordado.
En noviembre del año pasado Arabia Saudí llegó a alcanzar los 11 mb/d. Sin embargo, existen dudas acerca de su capacidad para repetir tal nivel de producción puesto que un informe recientemente publicado por Saudi Aramco ha revelado que la producción del campo de Ghawar, el mayor campo petrolífero convencional del mundo, está cayendo más rápido de lo esperado. De 5 mb/d que se afirmaba hace unos años que producían, actualmente se sabe que el máximo se sitúa en 3,8 mb/d.
A esto viene a sumarse la crisis del petróleo contaminado de Rusia, que afecta a 36,7 millones de barriles y que ha provocado la práctica interrupción del suministro a Europa a través del oleoducto Druzhba.
Además, la industria del fracking de EU se enfrenta a serias dificultades económicas relacionadas con el sector servicios, tales como exploración y perforación, con algunos anuncios de bancarrota.
A pesar de la alta incertidumbre en el presente año, no obstante, parece que es posible satisfacer la demanda mundial de petróleo, pese a las sanciones a Irán y a Venezuela. Por otro lado, la demanda mundial de petróleo podría reducirse considerablemente si se materializan los temores de una desaceleración económica, accionada por una guerra comercial entre EU y China y que, recientemente, también afecta a México, como ya manifiesta el barril de Brent que ha caído en los últimos días por debajo de los 65$.