El grupo aeronáutico Airbus, hijo modélico de la integración europea en el terreno empresarial y ejemplo de éxito de un Viejo Continente cada vez más marginado en la globalización, cumple 50 años hablándole de tú a tú al otro gigante mundial, Boeing.
La celebración, que se va a prolongar en las próximas semanas, comenzó este miércoles en su sede de Toulouse (sur de Francia) con un desfile aéreo en recuerdo del lanzamiento de su primer avión comercial, el A300.
Las nubes bajas obligaron a modificar el programa e impidieron que el público en tierra -esencialmente 20.000 empleados de la compañía- pudiera observar el paso rasante de los diferentes modelos de la gama de aviones de Airbus, flanqueados por la Patrulla de Francia.
El vuelo finalmente se realizó en altura con representantes de las familias de A220, A320, A330, A350, A380 y del Beluga, que se utiliza para transportar piezas entre las diferentes plantas del grupo.
Se conmemora la firma el 29 de mayo de 1969 por la que el entonces ministro francés de Transporte, Jean Chamant, y el titular alemán de Asuntos Económicos, Karl Schiller, acordaron en el Salón Aeronáutico de Le Bourget, a las afueras de París, el desarrollo conjunto del A300.
El A300, una aeronave de doble pasillo y medio alcance, empezó a volar en 1972 y se dejó de fabricar en 2007. Airbus entregó hasta ese año 561 unidades de este modelo con capacidad para entre 210 y 250 plazas y con un radio de acción de 7.500 kilómetros.
Lo que nació a finales de los sesenta como un artefacto político resultado de la voluntad franco-alemana de hacer colaborar empresas que conservaban su independencia en proyectos comunes, los aviones Airbus, consiguió salir adelante.
Con ese esquema de cooperación se hizo hueco en un mercado dominado sobre todo por los constructores estadounidenses, que en los noventa se embarcaron en un proceso acelerado de fusiones.
La respuesta de los industriales europeos de la aeronáutica y la defensa llegó con la creación formal en julio de 2000 de la EADS, que fusionó el alemán DASA, el francés Matra y el español CASA, y en la que Airbus, su división de aviación comercial, acabó dando nombre en 2014 a toda la compañía.
Fue un parto no exento de dificultades, sobre todo derivadas de intervenciones políticas que impusieron una estructura directiva compleja, con reparto de cuotas por nacionalidades.
Pero la empresa fue ganando independencia conforme iba haciéndose con mayores cuotas de mercado en el duopolio que ha formado con Boeing en el negocio de los aviones comerciales de más de 100 plazas, que representa más del 75 % de sus ingresos y más del 80 % de sus resultados.
Desde hace unos quince años, el estadounidense y el europeo se alternan como líderes mundiales por encargos de aviones, y esa rivalidad se ha traducido, entre otras cosas, en un contencioso que Estados Unidos y la Unión Europea mantienen desde entonces ante la Organización Mundial del Comercio por las ayudas públicas que uno y otro han recibido.
Aunque las dificultades de Boeing por los accidentes de su 737MAX no benefician de forma directa e inmediata a Airbus en nuevos pedidos, sus expectativas han evolucionado mucho mejor que las de su competidor estadounidense.
Lo ilustra su valor en bolsa, que en los últimos tres meses se ha mantenido estable, mientras que el gigante de Seattle ha perdido más del 20 %. En los últimos diez años, las acciones de Airbus han multiplicado su valor por 8,9.
En total, desde que se concibió el A300 hace ahora medio siglo, el grupo europeo ha recibido encargos para 19.282 aviones, de los cuales ha entregado 11.995 y 10.926 siguen en servicio.
El mayor éxito es su familia de pasillo único A320, a la que recientemente ha añadido los modelos A220, comprados al canadiense Bombardier. Sólo esa familia representa 15.175 encargos, de los que se han entregado 8.856 aparatos.
También ha habido fiascos comerciales por los cuatrirreactores A340 y A380, este último el mayor avión de pasajeros de la historia, que se dejará de fabricar en 2021 por falta de encargos.
Por no hablar del avión de transporte militar A400M, un programa que se mantiene por razones políticas y que ha obligado al grupo europeo a establecer provisiones de 9.000 millones de euros en sus cuentas.
En video, desfile aéreo
(Con información de EFE)