En la Rosaleda ya sabíamos que el balón volaba, que podía ir de un sitio a otro sin sentido ni dirección ninguna. Sabíamos también que nuestros jugadores daban patadas al balón, al césped y a lo que se pusiera por delante, ahora sabemos que también saben pararla, controlarla y dársela al compañero (no siempre).
Hemos descubierto que el balón RUEDA… y además se le pueda dar dirección (aunque la institución carezca de ella), incluso que así es mas fácil llegar al objetivo, el GOL (algo que en Martirícos ya habíamos olvidado por completo.), muy necesario en este deporte… tanto que si no lo haces (el GOL), de nada sirve correr ni dar pelotazos.
Tanto voló el balón, que junto con el volaron la ilusión, los punto, el futbol y casi casi el ascenso.
A ver si ahora rodando rodando, vamos recuperando algo. No hay mucho margen, pero hay que aprovechar el que tenemos, tres puntos y una jornada de descanso, le darán a Víctor un respiro para afinar la orquesta y aprovechar los emparejamientos directos de los de arriba.