La ansiedad puede tener diferentes caras y diferentes causas. En mi trabajo como psicólogo, encuentro diferentes tipos de ansiedad: estrés excesivo, ansiedad por dejar ir, ansiedad por poca confianza en mí mismo. Y luego hay una ansiedad que para mí se subestima un poco, o la ansiedad que tienes cuando vives una vida que es demasiado plana, demasiado aburrida. Alguien dijo que «se nace fuego y se muere bombero» y es cierto, porque muchos de nosotros, en cierto momento de la vida, somos cómo si solo estuviéramos buscando seguridad y estabilidad. Como si nos estuviéramos retirando a un puerto seguro y huyendo de cualquier posible episodio emocional.
El problema es que no solo estamos hechos de esto, no podemos sentirnos bien simplemente satisfaciendo nuestro deseo de seguridad. Tenemos un corazón que late y quiere correr un poco de vez en cuando, para alegría y asombro, incluso emociones potencialmente negativas. Y un corazón que no late por estas razones, no es un corazón saludable, un corazón que mantiene las arterias demasiado estrechas de la racionalidad es un corazón que sufre, que podría decidir comenzar a latir en protesta, en forma de taquicardia ansiosa.
«Todo estaba bien y no sé cómo explicar esta ansiedad que de pronto se apoderó de mí» «No tengo ninguna razón para emocionarse, y ¿Por qué está bien? ¿no tengo problemas?». Aquí, por supuesto, a veces no tener nada significa también no tener nada emocionante, nada positivo por el que levantarse por la mañana. Se debe tener cuidado cuando la vida es demasiado plana y repetitiva, sobre todo si es porque nosotros la queremos así, queremos esto para nuestra vida.
Escapar siempre de los movimientos del alma, por miedo quizás, puede llevar a formas de ansiedad que a la larga pueden incluso bordear en pequeñas depresiones. Porque la apatía y la falta de vitalidad son características peculiares de la depresión, en sus formas más o menos pesadas. Por lo tanto, es apropiado atraer más atención a este Corazón y hacerlo correr de vez en cuando, lo que le permite expresarse sin miedo, emocionarse. Debemos tener miedo, más bien, al silencio emocional, de aquellas vidas que son siempre las mismas y que a la larga pierden su significado y agradecer a la Ansiedad cuando trata de despertarnos de un letargo del alma que solo puede hacernos daño.
Carlos Casaleiz
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