Los forenses han ratificado que el joven Pablo Podadera, que medió en una pelea de la que era ajeno en Málaga capital en abril de 2017 a la salida de una discoteca falleció por los golpes que recibió en aquel momento por parte de dos jóvenes, que están acusados por un delito de asesinato.
Estos especialistas han declarado en el juicio con jurado que se sigue contra cuatro acusados –un quinto está en rebeldía– por la muerte de este joven que acababa de cumplir 22 años. La Fiscalía y la acusación particular que representa a los padres achacan a dos de ellos un delito de asesinato y a otros dos, encubrimiento.
Los facultativos han explicado que visionaron las imágenes de una cámara en las que se ve la agresión sufrida por el joven en plena calle por parte de dos de los acusados –que ha sido proyectada este miércoles a los miembros del jurado– y han declarado que las patadas y golpes que recibió le dejaron «K.O.».
Ha indicado que el cuerpo presentaba varias lesiones craneales que le causaron una hemorragia cerebral masiva; pero no pueden determinar cuál de los golpes causó la muerte o si fue la sucesión de ellos lo que provocó el efecto cizalla en el encéfalo, apuntando que el joven no presentaba fractura ósea en la cabeza, lo que no influye para que se pueda producir el fallecimiento, como de hecho ocurrió.
Lo que sí han asegurado es que el alcohol que consumió la víctima durante la celebración de su cumpleaños no influyó en su muerte, como apuntaría un informe realizado por peritos a instancia de una de las defensas; y que el cuello no estaba laxo por los efectos de la bebida.
Este miércoles han declarado también los familiares del joven, quienes han explicado cómo se enteraron de los ocurrido y que éste no presentaba heridas externas que puedan suponer que la víctima participó en una pelea.
Según las acusaciones, el día de los hechos, la víctima salió para celebrar sus 22 años y fue a un local donde estaban los acusados, uno como portero y los otros como clientes. El joven medió para «apaciguar los ánimos» en una pelea en la calle, poniendo una mano en el torso a un joven.
Tras esto, la víctima recibió por detrás «de forma sorpresiva violentos puñetazos» supuestamente por parte de dos de los acusados y luego patadas estando en el suelo. Además, las acusaciones consideran que el joven estaba «indefenso y sin capacidad de reacción» cuando recibió los golpes.
En sus declaraciones, los dos acusados del delito de asesinato reconocieron que le golpearon, pero uno dijo que solo dio un puñetazo y el otro que fue una vez con la mano abierta en el cuello y una patada; asegurando ambos que no fue por detrás e insistiendo en que esa noche tomaron mucho alcohol y cocaína.
Además, explicaron que insistieron al joven y a su amigo para que no se metieran en la pelea en la que ellos mediaban, pero no les hicieron caso, llegando a señalar incluso que la víctima amenazó a uno de ellos y empujó a otro chico que estaba allí. Ambos declararon que «jamás» pensaron que podía morir.
La Fiscalía solicita 18 años de prisión para dos de los acusados de un delito de asesinato y dos años de cárcel para otros dos jóvenes por encubrimiento; mientras que la acusación particular, que representa a la familia del fallecido, eleva a 20 años de prisión la petición de pena para los dos principales procesados y pide también dos años de cárcel para los otros dos.