Arte para profanos: «El sueño de la razón produce monstruos». Francisco de Goya, 1799
Se acercan elecciones. Más de uno se va a sentir aludido. Pero que conste que este grabado tiene 220 años. Lo hizo Goya, y no es parte de ninguna campaña política de signo alguno.
Porque ya lo dice el título de este aguafuerte: el sueño de la razón produce monstruos. Goya empezó una serie de composiciones en las que criticaba, a su manera, que era con la pintura y con sus grabados, la ignorancia de la gente en general (las de su tiempo, que nadie se sienta aludido aún, por favor), los vicios de los monjes y la estupidez de los Grandes. O sea, que así, como el que no quiere la cosa, de un tirón critica a todo lo que era la tradición y la sociedad: el Pueblo, la Iglesia y el Estado (aquí es donde se incluyen las grandes familias y políticos de España, pero, insisto, que se refiere a los de su época. Si tuviera que criticar a los de ahora, le faltarían manos para tantos grabados).
Con esta serie de composiciones, que se llamarán los Caprichos, pone en evidencia en sus láminas los vicios de las personas y el absurdo de la condición humana. ¡Ingenuo Goya! Han pasado más de dos siglos, en los que se ha inventado el cine, la televisión, se han creado medios masivos de prensa e información, y hasta Internet, ¿y para qué? ¿ha cambiado la condición humana? ¿y los vicios y la ignorancia de la gente? Más de uno responderá que en el móvil tiene todo lo que ha de saber. Lástima es que le quepa sólo en el móvil, pero no en la cabeza. Como ya sentenció Einstein: “sólo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez del hombre…y de lo primero, no estoy seguro”.
No vas a encontrar ningún partido político, ni bueno ni malo, que te diga que uses la razón. Es más, cuanto más ignorante consiga crear a su propio electorado, más votantes fieles va a tener ese partido.
Tampoco es que haya muchas opciones a lo que ya hay. Porque si no estás con estos, te van a fidelizar las religiones exóticas o los esotéricos, alentadores todos de supersticiones, conjuras mundiales y autoproclamados reserva espiritual de la Humanidad (de la misma forma que te contaba Franco eso de que éramos la reserva espiritual de Occidente, pero con otro rollo).
Y, mientras tanto, “jóvenes” de 43 años, sin hijos, sin familia, llamando a los anuncios de compartir piso por habitaciones, para poder trabajar cerquita del centro y así pagar la habitación y las cuotas de internet y el pago a plazos del móvil.
Goya lo vio hace más de dos siglos. Cuanto más nos duermen la razón, más perdemos el sentido de la realidad, el sentido común y las indicaciones en un futuro lleno de monstruos de todo tipo y vacío de contenido, y más caemos en absurdos grotescos a los que nos hemos ya totalmente acostumbrado.
Bueno, no voy a ser agorero…, que sí, que yo también me creo que esta la generación mejor preparada de la historia de España…
Francisco de Goya y Lucientes nació, casualmente, en Fuendetodos, Zaragoza, en 1746. Y escribo casualmente, porque debió haber nacido en Zaragoza, que es de donde eran los suyos, una familia bien, que estaba de reformas de la casa principal cuando vino a nacer el miembro más famoso de la familia.
Tras ingresar con 13 años en la Academia de Dibujo de Zaragoza, y pasar unos años donde no se le veía mucho porvenir, a los 17 lo ponen en contacto con Francisco Bayeau, pintor que había entrado en la Corte del rey Carlos III. Semejante enchufe le sirvió claramente para prosperar y poder ser reconocido en el futuro en todo su esplendor, y de ahí que no haya hoy ciudad española que se precie que no tenga una calle dedicada a Goya. En 1773 se casa con Josefa Bayeau, hermana de Francisco. Lo que no sabemos es si la boda era parte del trato o fue por amor. El caso es que tuvieron 7 hijos, aunque sólo uno llegó a la edad adulta.
Relatar toda la magnífica obra de Goya en unas líneas sería una falta de respeto. Definámosla en sólo dos palabras: Im-presionante.
A pesar de sus pinturas patrióticas durante la época de la ocupación francesa, Goya también sufrió represalias tras la restauración del rey Felón, o el Deseado, que es como se llamó a Fernando VII (quizá el peor rey de la Historia de España). Se libró de la condena de la Inquisición por ser ”un viejo sordo que vive encerrado en su casa”.
Su mujer había muerto en 1812. En 1819 compró una finca a orillas del río Manzanares. Se dice que la compró para poder vivir allí con su amante, Leocadia Zorrilla, con quien se cree que pudo tener una hija, aunque no reconocida. Para la Historia del Arte, la importancia de esta finca, que será llamada en su época “La Quinta del Sordo”, viene porque en sus paredes pintó Goya sus llamadas Pinturas Negras, obras murales de difícil e interesante significado. En 1874, estos murales fueron pasados a lienzo y están expuestos en el Museo del Prado desde entonces.
Tras la imposición de la monarquía absoluta por Fernando VII, en 1824 Goya se marcha a Burdeos, ciudad donde fallecerá 4 años más tarde. Allí será enterrado, aunque sus restos volverán a España a finales de siglo y hoy su tumba se encuentra en Madrid, en la Ermita de San Antonio de la Florida, junto al Parque del Oeste y a orillas del río Manzanares.
Paraqué