Los mensajes publicitarios, que recibe un ciudadano medio,
llegan a más de dos mil diarios. Se ha calculado, que entre
mensajes e informes hay que leer casi un millón de palabras
por semana.Es decir: algo equivalente a tragarse dos veces
El Quijote.
En la sociedad de nuestro tiempo, el nivel de ruido es tan
grande, que sacude nuestros cuerpos apartándonos de los
ritmos naturales.
Este asalto del ruido y otros estímulos, a través de nuestros
oídos, mentes y cuerpos, añade una carga de estrés a todos
los que intentamos sobrevivir, en un entorno que, de hecho,
ya es altamente complejo.
A esta multiplicación del «ruido informativo», vale la pena
que nos preguntemos, si es un error en nuestra evolución,
o bien desempeña alguna función en la supervivencia de
nuestra especie.