Los niños/as no deben ser sobreprotegidos, sino que deben ser ayudados a superar las dificultades. Educar pensando en proteger a los niños/as del dolor es una gran error porque es parte de la vida y es mejor ayudarlos a enfrentarse y hacer que se sientan capaces de hacerlo.
En terapia me encuentro con muchas personas que sufren ansiedad en gran parte debido a esto, porque no conocen sus propios recursos y creen que son mucho más frágiles de lo que son en realidad. Durante el crecimiento, uno debe tener la oportunidad de experimentar su propia fuerza, de hacerlo en soledad, desde una edad temprana, a partir de pequeñas acciones diarias. Y de equivocarse, sin sentirse tonto y juzgado. Quien cometa errores y quien está en el mundo se enfrenta al dolor, tarde o temprano.
La capacidad de estar con emociones difíciles (ira, miedo, ansiedad) es una cuestión irrelevante en nuestro sistema educativo y, en cambio, se debería dedicar muchas más horas porque es un tipo de aprendizaje fundamental para la vida. Hay personas que tienen responsabilidades de trabajo de alto nivel, pero que son absolutamente incapaces de lidiar con la ira o la ansiedad simplemente porque nadie le ha enseñado a crecer. Y todo esto crea alrededor de esta persona ambientes donde no se trabaja de forma serena.
Educar al niño/a para manejar emociones negativas significa animarlo a expresar, a estar cerca de él o ella y también sirve para hablarle de nuestra propia experiencia, las situaciones en la que nos hemos encontrado en dificultades y cómo hemos conseguido superarla. Luego, puede tratar de encontrar juntos una solución que sea buena para él o ella, y que lo haga sentir participativo y capaz.
De lo contrario, corremos el riesgo de generar generaciones en las que las habilidades y los logros (digitales y de otro tipo) sean más fuertes que la capacidad de estar con él/ella mismos/as, para bien o para mal.
Psicólogo Te Motivan
Hilera 8, Málaga