En los últimos tiempos hemos sido testigos del aumento del uso y abuso de medicamentos de prescripción médica que generan adicción.
Los opioides son medicamentos que actúan sobre las zonas del cerebro que controlan las emociones, lo que puede disminuir los efectos de estímulos dolorosos. Tiene especial importancia el hecho de que además de aliviar el dolor, los opioides también activan circuitos de recompensa del cerebro causando estados de euforia (o high).
Es sabido que la adicción es una enfermedad mental crónica y progresiva, que como tal, requiere de tratamiento especializado para su recuperación. Instituto Castelao es una entidad de sanidad privada, especializada en el tratamiento de adicciones a sustancias psicoactivas. Entre otras sedes, hayamos uno de sus centros de desintoxicación en Málaga donde se recuperan más de 85% de pacientes que siguen el tratamiento.
El método de recuperación más eficaz ha demostrado ser el basado en terapias grupales cognitivo conductuales. Se trabajan los comportamientos y conductas del paciente, partiendo de sus valores y habilidades sociales a modificar durante el proceso. Es importante señalar que la recuperación es un proceso, no un suceso, por lo que requiere tiempo y dedicación por parte del paciente, de la familia, y del equipo terapéutico.
La adicción es una enfermedad que afecta el entorno del adicto en todos los ámbitos: personal, laboral, familiar, social… ya que la prioridad del adicto es siempre el consumo y para ello arrasa con cualquier intermediario. No olvidemos que el comportamiento del adicto es siempre fruto de su enfermedad. Su enfermedad es la que actúa por él y lo hace ser como es.
Volviendo al tema de los opioides legales, incluso se están descubriendo nuevas formas de consumo: es el caso del “purple drank” o “lean”, una droga casera hecha de codeína (en forma de jarabe para la tos) y Sprite u otros refrescos. La codeína es un derivado del opio utilizado como antitusígeno pero es un fármaco adictivo, es decir, una sustancia psicoactiva, con efectos analgésicos. Por ello es muy utilizada por los jóvenes para drogarse.
Su uso está más extendido en EEUU que en España pero cada vez más se propaga su uso en nuestro país. De hecho, España ha duplicado en 7 años el consumo de fármacos opioides.
El jefe de la Unidad de Conductas Adictivas del Hospital Clínico de Barcelona, Antoni Gual, señala que es habitual que pacientes con dolores crónicos se enganchen a la codeína. Aunque hay fármacos más peligrosos que ésta, como el fentanilo y el tramadol, por ejemplo, que son también más consumidos en España.
Desde el punto de vista químico estos medicamentos son muy similares a la heroína –que originalmente se sintetizó como fármaco a partir de la morfina a finales del siglo XIX.
Los opioides pueden causar aletargamiento, confusión mental, náuseas, estreñimiento y depresión respiratoria.
Dependencia, adicción y tolerancia
La exposición prolongada al fármaco genera dependencia debido a las adaptaciones fisiológicas que sufre el cerebro cuando se consume la sustancia. Al consumir, se genera más dopamina en el cerebro que normalmente; exceso que provoca sensación de placer y afecta a la estructura de las neuronas. Este proceso genera tolerancia a la sustancia, es decir, la necesidad de consumir progresivamente dosis más altas del medicamento para lograr el mismo efecto. En consecuencia se despierta la adicción, originada por una disfunción neuronal entre otros factores (biológicos, genéticos y ambientales).
Quienes dependen de un medicamento experimentan síndrome de abstinencia cuando reducen o interrumpen el consumo.
Para recetar opioides los médicos deben seguir las pautas de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) para la prescripción de opioides en el tratamiento del dolor crónico, y estudiar con cautela cada caso individualizado, así como la prolongación en el tiempo que va a suponer el consumo del fármaco recetado. En España pasa que si un médico receta un opioide en caso de dolor agudo que precisa intervención y para dicha intervención hay una lista de espera de X años, el paciente prolonga en el tiempo –durante un tiempo excesivo- el consumo del fármaco adictivo recetado por el médico, sin ser conscientes de las posibles graves consecuencias.
