Fitoplancton marino, nuestro verdadero bosque invisible

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Si bien existe una conciencia internacional acerca de la importancia de conservar los bosques tropicales y otras áreas forestales, llamados “pulmones del planeta”, nada ni nadie está comunicando la importancia que tienen los océanos en el futuro de nuestro planeta.

Los grandes productores de oxígeno del Planeta son los océanos. Cubren una superficie cercana a los 670 millones de kilómetros cuadrados; el 75% de la superficie terrestre es el océano y el 25% restante es continente e islas. Esta vasta superficie de mar está poblada por una enorme cantidad de especies pertenecientes a la flora y fauna típicas del medio marino.

La flora oceánica constituída por miles de especies, de la cual sabemos muy poco aún, es la que provee el 90% del oxígeno existente en la atmósfera que cubre la Tierra. El oxígeno restante es producido por la flora continental.

Los continentes producen proporcionalmente poco oxígeno porque tienen mucha superficie desértica. La flora oceánica es la que mantiene el nivel del oxígeno en su debida proporción en la atmósfera terrestre, a través del conocido proceso de intercambio gaseoso de la fotosíntesis.

Aún no se ha logrado concientizar acerca del rol de la fotosíntesis oceánica. Sin embargo, los océanos contribuyen en el 50 % del total o más de la producción primaria mundial.

El fitoplancton marino representa por lo tanto “el bosque invisible”.

¿De qué manera influye en el fitoplancton el calentamiento global?

Stephanie Dutkiewicz, investigadora y principal autora de un estudio publicado en la revista Nature Communications, donde se concluye que es probable que el color de mar que hoy conocemos cambie de aquí al 2100, menciona en una entrevista para National Geographic que “La temperatura también afecta la velocidad a la que crece el fitoplancton. Algunas especies adaptadas al agua caliente lo hacen más rápido que otras adaptadas a las más frías. Por lo que, en las regiones en las que el agua es más cálida es posible que haya más nutrientes”. Por lo que habrá cambios regionales en la composición, cantidad y distribución de las comunidades de microorganismos marinos, que colorean el agua.

Si la situación ambiental actual no cambia y las emisiones de gases de efecto invernadero no disminuyen, es posible que la tonalidad del océano cambie con el paso de los años.

El color del mar depende de cómo los rayos de sol interactúan con los componentes del agua. Además, las moléculas de agua absorben casi toda la luz solar, excepto el azul, por eso se refleja el azul.

Es bueno recordar que en el mar no solo hay agua, también hay plantas, microorganismos y otros tipos de materia orgánica.

Sin embargo, a medida que los océanos se calientan, algunas especies de fitoplancton podrían extinguirse, otras podrían prosperar y otras podrían migrar a regiones diferentes.

Lo que de verdad importa no es el cambio en el color del mar, sino entender que este cambio es una consecuencia y una perdida importante en la cantidad de oxigeno que podríamos llegar a tener en un futuro nada lejano.

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