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sábado, diciembre 21, 2024

Muere Salvador Távora, «referente» de la cultura andaluza que deja un teatro «auténtico e imperecedero»

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El autor, dramaturgo y director sevillano Salvador Távora ha fallecido en la noche de este viernes, a la edad de 88 años, según han confirmado a Europa Press fuentes del Ayuntamiento de la capital andaluza.

Távora, que nació en 1930 en el popular barrio del Cerro del Águila, Medalla de Oro a las Bellas Artes, Medalla de Andalucía en 1991, Hijo Predilecto de Sevilla y Premio Max de Honor en 2017, siempre ha destacado en su trayectoria por su compromiso social y su implicación con teatro.

Tras su fallecimiento, han sido múltiples las reacciones sumándose al pésame por la pérdida de Távora, como el vicepresidente de la Junta y consejero de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local, Juan Marín, quien ha lamentado el fallecimiento del dramaturgo, «un andaluz que no solamente renovó el teatro, sino que ha sido todo un referente de la cultura andaluza».

Igualmente, el alcalde de Sevilla, el socialista Juan Espadas, ha señalado que «hoy es un día triste para la cultura y para Sevilla». «Con Salvador Távora perdemos uno de nuestros grandes referentes, aunque su legado permanecerá siempre con nosotros», subraya, trasladando su «más sentido pésame a su familia, amigos y al mundo de la cultura».

En el mismo sentido, la secretaria general del PSOE-A y expresidenta de la Junta, Susana Díaz, ha añadido que se marcha «un genio que escarbó en nuestras raíces para hacer más grande y universal a Andalucía». «Nos queda su arte, renovador del teatro anclado en el flamenco, auténtico e imperecedero. Mi pesar por la muerte de Salvador Távora, medalla de nuestra tierra, que nunca lo olvidará», concluye.

COMPROMISO SOCIAL Y UNIVERSO ANDALUZ

Távora, con una trayectoria sobre los escenarios de más de cuatro décadas, su experiencia como mecánico de una fábrica de tejidos, como torero y su concepto del flamenco y su función social han provocado en el creador versatilidad como autor, dramaturgo, actor y director, uno de los más influyentes en la escena andaluza e internacional desde la década de los años 70, tal como se indicaba desde la organización de los Premios Max en la edición en la que fue reconocido.

En 1971, concibe y elabora Quejío, espectáculo donde arremete contra el academicismo. Presentado en Madrid y en la Sorbona de París, el montaje sorprendió por la dignidad de su compromiso social y su singular lenguaje teatral. A partir de ese momento, la vida y el nombre de Salvador Távora quedan ligados a La Cuadra de Sevilla, grupo de teatro cuya actividad alimenta durante 45 años, creando para él 26 obras que han sido portavoces de una cultura específicamente andaluza, con las que llevaron su sentir a lo largo de más de 5.000 representaciones, ante más de 3.000.000 de espectadores, en 35 países y 180 festivales internacionales.

Entre sus trabajos más relevantes como autor y dramaturgo en La Cuadra caben destacar también ‘Los Palos’ (1975), ‘Herramientas’ (1977), ‘Andalucía amarga’ (1979), ‘Nanas de espinas’ (1982), ‘Las Bacantes’ (1987), ‘Alhucema’ (1988), ‘Identidades’ (1994), sus afamadas ‘Carmen’ (1996) y ‘Don Juan en los ruedos’ (2000), ambas aún en cartel, o las más recientes ‘Yerma, mater’ (2005), ‘Flamenco para Traviata’ (2007), ‘Rafael Alberti, un compromiso con el pueblo’ (2010), y ‘Memoria de un caballo andaluz’ (2012). En febrero pasado reestrenó una reposición de su primer espectáculo, ‘Quejío’, en el Teatro Salvador Távora que actualmente dirige.

Además de los espectáculos de su propia compañía, el creador sevillano también montó la coreografía de la ópera ‘La Traviata’, dirigida por Nuria Espert (1989); creó y dirigió ‘Pasionaria ¡No pasarán!’ (1993), sobre un texto de Ignacio Amestoy, para el Teatro Gasteiz; y creó y dirigió la novedosa coreografía dramática ‘Cachorro’ para José Antonio y los Ballets Españoles (1993).

Su lenguaje teatral se caracteriza por haber introducido en los escenarios el valor poético de las máquinas, de las herramientas, de las frases visuales del color, de la sorpresa y la belleza de los animales, de la armonía del ritmo en los objetos, de la simetría poética, y una buena parte del universo sonoro y dramático del andaluz, como los pasodobles, las marchas procesionales, las corales populares, el olor de los rituales o el riesgo y el estremecimiento de las corridas de toros.

Entre sus numerosos premios, se encuentran la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (1985), el Premio Andalucía de Teatro (1990), Andaluz del Año (1993) por la Federación de Entidades Culturales Andaluzas en Cataluña, la Creu de Sant Jordi (1997), el Premio de Honor del Teatro Andaluz (2013), otorgado por la Asociación de las Artes Escénicas de Andalucía, en colaboración con la Fundación SGAE, o el Premio de la Asociación de Directores de Escena de España (2015) o su ingresado como Miembro de Honor en la Academia de las Artes Escénicas de España. Hijo predilecto de Sevilla (1997), el Ayuntamiento hispalense acordó por unanimidad rotular una calle con su nombre.

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