Efectivos de la Brigada de Salvamento Minero desplazados desde Asturias han accedido ya al túnel vertical paralelo para comenzar la excavación de la galería horizontal que conectará con el pozo en el que se busca a Julen, el niño de dos años que cayó a un agujero de 25 centímetros de diámetro y 110 metros de profundidad en Totalán hace ya once días.
Así, según han confirmado desde la Subdelegación del Gobierno, los 26 efectivos de dicho operativo, pertenecientes de la citada Brigada, a la Guardia Civil y al Consorcio Provincial de Bomberos, han iniciado ya la operación de rescate.
En concreto, se trata de ocho efectivos de la Brigada de Salvamento Minero, diez guardias civiles –ocho especialistas de Montaña y dos de Actividades Subacuáticas– y ocho bomberos del Consorcio Provincial de Málaga.
Estos trabajos dan comienzo una vez han concluidos los de acondicionamiento de la plataforma para acceder al pozo vertical. Los efectivos de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa comenzarán ahora a cavar unos cuatro metros en horizontal pero con una inclinación, a 72 de profundidad, para llegar hasta el pozo donde se encuentra el niño. Esta labor tiene un tiempo estimado de unas 24 horas, pero dependerá de las condiciones que encuentren.
El equipo de ocho mineros bajará de dos en dos en la cápsula diseñada por el director técnico del Consorcio Provincial de Bomberos de Málaga, Julián Moreno; y fabricada por dos herreros malagueños.
Será un trabajo complicado pero al que están acostumbrados. Estos especialistas, considerados un cuerpo de elite, comenzarán a cavar el acceso horizontal desde la ventana abierta en uno de los tubos, a la profundidad establecida, con palas y martillos neumáticos de aire comprimido. Irán con mascarillas, detectores de oxígeno y estarán en contacto con el operativo vía telefónica.
El pasado martes, el exjefe de la brigada Santiago Suárez explicó que el equipo de ocho efectivos tendrán que trabajar, en turnos de unos 40 minutos, de rodillas o tumbados. Bajarán en la cápsula fabricada para este rescate y a distancia del suelo «con el fin de dejarlo como caldera para que se lleve el escombro que van produciendo». A medida que avancen, irán sosteniendo el techo y los laterales mediante un sistema de posteo típico de la minería de carbón.
Este es el último paso de unos complicados trabajos, propios de una obra de ingeniería civil, que se llevan acometiendo a contrarreloj desde el pasado 13 de enero, cuando el pequeño Julen cayó al pozo. Desde entonces el operativo ha venido trabajando sin descanso, mañana, tarde y noche, para rescatarlo.
Para ello, ha sido necesario mover más de 40.000 toneladas para lo que en condiciones normales se hubiera tardado meses. Así, se han tenido que perforar 60 metros en un pozo vertical paralelo al del niño, iniciado ya a una cota de -23 metros, en lo que se tardaron 55 horas. Además, han sido constantes las dificultades técnicas surgidas por la extrema dureza del terreno y por las irregularidades de las paredes horadadas que han ralentizado las labores de un rescate que cada vez está más cerca.